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Derrotero de la Costa NW de España. 1959

DERROTERO DE LA COSTA NW DE ESPAÑA. 1959.

El Derrotero de la Costa NW de España 1959 Nº2 Tomo 1 «desde la Estaca de Bares al río Miño publicado por el Instituto Hidrográfico De La Marina Sección Nautica», edición redactada por los capitanes de corbeta D. Lorenzo Martín Roca y D. Blas Tisner Fernández es un ejemplo de este tipo de instrumentos de ayuda a la navegación en una época de modernización de la ciencia marítima en España, tras la pos-guerra mundial. Las advertencias al paso por la Costa da Morte y la descripción de este tramo costero tienen en cuenta las ediciones anteriores y suplementos, siguiendo la estela de una larga tradición en este tipo de publicaciones tanto en España como en Europa. Por ello creemos del máximo interés reproducir parte de esta edición, en la trascripción respetando el original.

Partimos nuestro trabajo en dos tramos, la costa de Bergantiños y la que abarca de cabo Vilán a cabo Finisterre. Asimismo nos parece imprescindible incluir la parte dedicada a la Recalada, donde se advierte de la peligrosidad de este tramo, en una descripción muy similar a la de los derroteros de otros países cuando hablan de este paso. Es un apéndice claramente definidor de la Costa da Morte.

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DERROTERO DE LA COSTA NW DE ESPAÑA. 1959.

NAVEGACIÓN EN EL FINISTERRE

RECALADA.- La recalada sobre estas costas es muy peligrosa, especialmente en invierno con vendavales y tiempos oscuros, muy frecuentes en esta estación. No debe intertarse, a menos de tener una certeza absoluta en la situación del buque, cuidando de mantenerse siempre a bastante distancia y de dar un buen resguardo a Finisterre, ante el temor de que las fuertes corrientes al E. y la mar gruesa que reina en las circunstancias expresadas le hagan abatir sobre la costa. Si no pudiera reconocerse ésta lo mas prudente será mantenerse fuera y aguardar a que aclare para ir en su demanda.

Conviene tener presente que algunos faros, demasiado elevados, se oscurecen y no son visibles aún estando cerca de la costa, por lo que no debe confiarse en ellos en determinadas circunstancias.

La sonda puede prestar indicaciones precisas por la existencia de la meseta continental en la que las profundidades disminuyen gradualmente con la proximidad a la costa. Los fondos de 200m pasan a unas 10 millas al W. de Ortegal y Finisterre y se separan algo más al S. de éste. Con tiempo oscuro deberá, pues, sondarse con frecuencia, manteniéndose con la debida vigilancia entre los 120 y los 150 metros.

Recalan en Finisterre o Villano los buques que proceden de N. de Europa con destino bien a las rías gallegas o puertos portugueses o bien al saco de Cádiz o Mediterráneo.

El Cabo Villano, preferible siempre al de Finisterre por ser más alto y saliente al NW., es el que toman como puerto de recalada los buques que proceden de los canales de San Jorge y de la Mancha, huyendo generalmente de reconocer el cabo Prior, ante el temor de verse empeñados por las corrientes y mareas del NW. o vientos de esta parte, sobre el frontón NW. de la Península. Villano es de fácil reconocimiento, no solo por lo que avanza hacia fuera, sino por su especial figura. Cuando se le avista de lejos aparece como si fuese un castillo arruinado, efecto del picacho que se eleva sobre su cumbre, y cuando se manifiesta aislado adquiere el aspecto de un barco aparejado de balandra. Se verá antes que el de Touriñana, porque es más notable y alto que éste, aunque no sea tan saliente.

El navegante que quiera asegurarse de la legitimidad del cabo Villano deberá ver, al aproximarse a él, una extensa playa de arena con manchones negros por su parte del E., subdividida en dos por una punta de piedras negruzcas.

Los buques que desde W. se dirigían a Vigo, y cuenten con buena situación, tienen como punto de recalada las islas Cíes, de fácil reconocimiento.

NAVEGACIÓN COSTERA Y A VELA.-La navegación a lo largo de esta costa exige grandes precauciones para evitar los numerosos arrecifes y peligros aislados, destacados algunos de ellos a considerable distancia, contando siempre con las corrientes.

La costa entre cabo Finisterre y cabo Ortegal es peligrosa de atracar sobre la noche, especialmente en invierno o en tiempos tomados o neblinosos que son allí frecuentes; porque no sólo existe a veces una fuerte corriente que tira al E., sobre la costa, sino también porque la situación puede estar muy afectada por efecto de la corriente de marea. En tiempos oscuros y de gran cerrazón, las tierras muy altas están frecuentemente tomadas y se dan casos de verse las rompientes sobre los arrecifes que cercan sobre la costa y no poderse distinguir su línea de contorno y los terrenos más notables, y menos todavía los faros de noche, por lo que, caso de no tener absoluta seguridad en la situación, debe darse a esta costa un resguardo prudencial.

En verano, estación en la que denominan los N., se hace muy fácil la navegación para el S. a longo de costa; pero en cambio es penosa la remontada a los que proceden del S. contra los N., a veces muy frescos, la mar y la corriente. Se hará bien, por lo tanto, en alejarse de tierra en demanda de vientos más favorables y para sustraerse en lo posible a la acción de la corriente.

En invierno con los vientos de travesía, requiere esta navegación grandes precauciones, pues las corrientes aconchan sobre la costa, según se ha dicho. Tanto si se va para el N. como si se va para el S., hay que alejarse de la costa y dar un buen resguardo a Finisterre, sobre todo cuando reina vendaval, que es más sucio que el NW. Sobre estas costas se tiene el recurso de poder arribar a cualquiera de sus francas y seguras rías.

Los buques a vela que con vendaval se dirijan a La Coruña o El Ferrol, deben de tener cuidado de no propasarse, porque le sería muy difícil recuperar el barlovento perdido. Cuando el SW. Viene acompañado de cerrazón, la costa de Galicia se oscurece por completo y es preciso atracarla mucho para reconocerla. Llevando dicho destino convendrá aterrar con los cabos Finisterre, Touriñana o Villano y teniendo ya la costa por mano, barajarla a conveniente distancia para no perderla de vista y llegar a puerto.

Cuando se viene del S., los buques destinados a Vigo o a otra cualquiera de las rías, atracarán la costa entre el Miño y cabo Silleiro, o más al N., según las circunstancias, y viniendo del N., se aterrarán por los cabos Villano, Toriñana o Finisterre , barajando después la costa a conveniente distancia.

Los que desde el S. se dirijan a La Coruña o El Ferrol recalarán también en Villano, Toriñana o Finisterre, teniendo cuidado de no caer demasiado a sotavento, pues se hace muy difícil la remontada.

No deben olvidar los pequeños buques, que en invierno con temporales de travesía se dirijan hacia el S., la escasez de puertos abordables en la costa portuguesa y evitar verse comprometidos sobre ella, arribarán a puerto en tiempo oportuno.

La navegación de cabotaje se hace atracando la costa a prudente distancia y determinado con frecuencia la situación.

Con temporales de travesía conviene alejarse de la costa y no perder de vista que con SW. duros la corriente tira hacia el N., con violencia a veces, y por el contrario, con NW., tira hacia el S.

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