En ocasiones el idioma tan común a nuestra península que nos une, otras veces nos distingue por comunidades autónomas; y en el pasado nos hacía no entendernos lo suficiente para vivir con la paz que requiere una vida llena de sobresaltos y las consiguientes estrecheces, que se vivían en aquellos ajetreados años veinte del pasado siglo.
María Dolores Flores Ruiz (1923-1995) la famosa cantante, actriz y bailaora española más conocida como «Lola Flores», no había tenido aún la ocasión de ver la luz de nuestro mundo, cuando su afamado slogan ya se había hecho viral a la sombra de los soportales de la preciosa Coruñesa plaza de María Pita:
«Tú sabes por qué a mí se me entendió en todo el mundo por él acento y no sólo me refiero a la forma de hablar que también….me refiero a ese pellizco a esa forma con la que te llenas el pecho de alegría con la que rebañas un huevo frito, con la que te pintas el rabillo del ojo. Acento es que se te vean las costuras y los dobladillos… que se te escuche hasta el hipo.. da igual si eres de la Conchinchina o de la Línea de la Concepción…cajero del supermercao, catedrática o ministro, manosea tus raíces que de ahí siempre salen cosas buenas. A todo esto lo llamamos él powernen, Sí Lola, tú siempre lo llamaste poderío……con mucho acento. El acento es tú tesoro no lo pierdas nunca.»
Pues bien bajo estos soportales de la plaza que actualmente, lo mismo podemos estar comiendo un tequeño, degustando una pizza en Cambalache y un buen café en el Noray o simplemente, una extraordinaria exquisitez de la gastronomía gallega en sus mesones o restaurantes, cualquiera de ellos fue testigo de las gestiones de este comandante de Marina muy bien considerado, pero sin embargo marcado por su acento.
El 8 de noviembre del año 1920 ya había alguien que destacaba por su marcado acento en la Coruña; y de ello se hizo eco el periódico defensor de los intereses de la capital de Galicia llamado «ACCIÓN CORUÑESA«.
«Pocas veces había tenido la oportunidad la ciudad de la Coruña de acoger a un Comandante de Marina con tantas y tan bellas condiciones. Simpático, atrayente y conocedor de cuanto se llevaba escrito sobre su profesión. En ciudades como la Coruña de tan difícil gobierno en aquella segunda década del siglo XX, necesitada de orden, trabajaba entregado a su profesión en aquel camarote de los soportales de la Plaza de María Pita, un irreverente lugar destinado en esos tiempos a labores de Comandancia. Desde allí este hombre locuaz y expansivo, dictaba sus ukases que eran aceptados sin rechistar, comentadísimos, y muy populares entre las gentes de mar. Su voluntad que emanaba de aquella angosta oficina, como si del espacio interior reducido de un torpedero se tratase, se cumplía inexorablemente. Sin embargo entre tanta perfección brotaba un defecto; su acento, su terrible acento Andaluz. Los obedientes gallegos acostumbrados a su acento, con su habla Galiciana, no eran capaces de entender sus órdenes, las cuales eran dictadas rápidamente y a medias palabras, como era propio de los chispeantes hijos del sur de España. Alguno fue castigado por no saber lo que se le ordenaba.
Los Coruñeses aceptaron que era difícil tener una autoridad de más talento y prestigio que aquel distinguido hombre, sin embargo anhelaban en provecho de todos que pudiese ser mejor comprendido.
¡Qué lástima de acento – exclamaban, preguntándose a la vez ¿No podría intentar el Señor Comandante entendernos y hacer que los gallegos le entendiésemos?»
María Dolores Flores Ruiz «Lola Flores» Fotografía: Internet