La historia del Cantábrico une a muchos investigadores vascos, gallegos, asturianos que quieren hacer valor el rico legado naval de nuestros antepasados. Por eso es un hecho relevante que un gran instituto internacional se asiente en este espacio común.
Este año se firmó un acuerdo de colaboración entre la Fundación Philippe Cousteau-La Unión de los Océanos y la Asociación Itsasametzen (Asociación de Capitanes, Patrones y Navegantes de Euskadi) por el cual compartirán sede en el edificio de la Estación de Salvamento de Náufragos en el muelle de Arriluce de Getxo. Puertos bien conocidos por muchos emigrantes gallegos instalados en la ría bilbaína, o por nuestros barcos de la Costa da Morte en sus costeras. Regresan estos días de la campaña de la ancho para coger sardina.
Ha sido el empeño personal de nuestro buen amigo Sabino Laucirica el que la Fundación Cousteau pusiera su base en el mismísimo mar Cantábrico. «No tardará en realizarse la inauguración del local y pronto empezará a dar sus frutos orientados a la conservación de los océanos y de la vida en el mar» me recordaba hace unos días Laucirica, consejero de la Fundación Cousteau en Euskadi. Y ya es un hecho desde este mes.
Importancia de respetar el medio ambiente
El objetivo de la entidad para Sabino Laucirica es «Además de concienciar a la ciudadanía sobre la importancia de respetar el medio ambiente, también haremos hincapié en el importante papel de los marinos vascos a lo largo de la historia». La fundación nació en 1999 con el objetivo de «transmitir a las futuras generaciones la urgencia de proteger mares y océanos». Se inspiró en el marinero Philippe Cousteau, con el apoyo del comandante Jacques Cousteau y la familia de su hijo.
Laucirica desea «impartir conferencias y sesiones informativas en todas las instituciones que lo requieran». Y pondrán en valor a los marineros vascos como Juan Sebastián Elcano, Damián Churruca o Blas de Lezo.