jueves, abril 17, 2025
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La Nao Juliana: modelismo de investigación de Enric Juhé

Enric Juhé Corbalán no es un aficionado a la temática naval como él sugiere sino un experto en la tipología de la navegación antigua y damos fe de ello. Hemos tratado de algunos de sus importantes documentos sobre barcos relacionados con nuestra costa y ahora se enfrenta a un nuevo reto, la maqueta de una de las naves que salieron de A Coruña a la campaña de Inglaterra con la Invencible. La nao Juliana.

En el marco de este trabajo, indica el artesano, «Debo reconocer que últimamente no avanzo mucho. Al menos, no con el modelo. Con el estudio si. Voy haciendo, y a veces a muy buen ritmo. Pero como buena parte de la maquinaria y herramientas de mi taller son de cuando empecé, y de eso hace ya, como mínimo, casi toda una vida, no son pocas las que necesitan un repaso, cuando no una reposición. Y no cuento con poder llevarla a cabo a corto plazo».

«Pero como el estudio, tal como he apuntado, si ha avanzado, me apetecía ver una imagen, aunque solo fuera una aproximación, que me permitiera hacerme una idea de lo que podía mostrar el resultado final. Tenía hechas ya de tiempo atrás unas plantillas con un perfil o falsa quilla mostrando el trazado de la roda y los lanzamientos. Y había determinado por medio de tablas de reducción al uso de la época los contornos de las dos cubiertas principales y el puente. Había calculado además una estimación previa del perfil de los castillos» añade el investigador. Su lucha con esta nueva iniciativa vale para marcar el camino a otros aficionados: «un buen día, separando para el contenedor algunas cajas que acababa de vaciar, se me ocurrió una salida: me dio por empezar a pegar cartones en las plantillas para tapar huecos, y abrí un par de portas para poner en ellas algunos cañoncitos. Un poco como quien busca distraerse cuando ha terminado lo que tenía que hacer y aún le quedan un par de horitas antes de volver a casa». Dejamos para apoyo de neófitos maquetistas las reflexiones de Enric Juhé:

LA MAQUETA DE LA JULIANA

Y así, como quien no quiere la cosa, seguí y seguí, hasta que cuando me di cuenta tenía casi el volumen del barco entero. Ya entonces, decidí terminarlo y darle una buena mano de pintura…

No es un ejemplo del buen hacer en modelismo. Ni pretendo que lo sea. En el fondo no es más que una «chapucilla» hecha con cartón. Son sólo plantillas. Una herramienta de trabajo. La calidad que tendrá el modelo al final puede verse en la zona del combes, ya casi terminada, elaborada en madera con un trabajo mucho más preciso que llega incluso hasta la imitación de las texturas y el deterioro de una embarcación real. Lo añadido es solo una volumetría, realizada sobre unas plantillas de cartón de cajas de embalaje a base de ir recortando trozos e irlos pegando. Un trabajo rápido y sencillo para hacer en poco tiempo. Ni siquiera me he molestado en buscar cartón de calidad y cortarlo de forma más precisa. Pero el experimento me ha permitido verificar totalmente la precisión de mis cálculos previos utilizando las unidades y fórmulas de la época y definir tanto la progresión del casco en las extremidades como la posición de las portas y el arrufo de las cintas, o la altura de los castillos. Y comprobar que el desarrollo de la parte central terminada es el correcto. No olvidemos que estoy trabajando prácticamente sin planos, usando los métodos de cálculo que se habrían usado en la época y avanzando progresivamente según va saliendo. Los planos, ya los haré después…

También me gustaría que sirviera para demostrar que es lo que define al verdadero modelismo de investigación, y lo diferencia de la creación artística o de las meras fantasías. Que se vea que no son necesarias ni maderas exóticas ni herramientas sofisticadas. Que con cualquier material se puede investigar y elaborar reconstrucciones creíbles y verificables que sirvan para ampliar nuestros conocimientos sobre la construcción naval del siglo XVI. Basta con que uno tenga verdaderos conocimientos sobre el tema y sepa realmente lo que está haciendo. Por que, por mucho que en un modelo se empleen maderas exóticas, y se trabaje con herramientas sofisticadas, y por mucho que uno se recree en el, si el resultado no encaja ni con la documentación escrita, ni con la arqueología ni con la iconografía, pues no hay rigor histórico y el modelo no sirve como documento.

Y por la red, aunque sea posible ver modelos de gran calidad y con un rigor extraordinario, también se suele ver mucho trabajo fantasioso que se pretende «vender» como estudio…

Volviendo a la «Juliana», a veces, según en qué imagen, parecen verse las líneas a popa un poco «rotas». Es cierto. Lo están. Es cartón, y del malo. Pero es precisamente esto lo que me ha permitido determinar la existencia de un margen de error de un palmo, dos en algún punto concreto, en unidades de la época a escala, para la cuadra entre el redel y el espejo de popa a la altura de las dos cubiertas superiores. Puede este error ser consecuencia del palmo más de manga y de puntal que se le especificó al carpintero de ribera en el contrato. Es para esto que sirven las plantillas. Para hacer estos cálculos previos. También he detectado una diferencia en la altura de la roda bajo el castillo. Habiéndolo visto con el cartón, ajustar las medidas en razón a las proporciones, y elaboro el conjunto en madera sin tener que rectificar después.

Otra cuestión importante a tener en cuenta es la artillería. En esta presentación está claramente sobredimensionada. «La Juliana», en la Jornada de Inglaterra, llevaba menos piezas y de menor calibre. Pero su estructura y dimensiones permitía montar más y mayores piezas, y he querido probarlo y mostrarlo. La artillería no era en esencia parte integrante de la arquitectura de la nave, y ésta contaba con las posiciones de tiro que su porte y número de cubiertas le permitía, pero la presencia de una porta en un lugar concreto no implicaba su uso obligado, por lo que en ocasiones, casi con seguridad se dejaban portas sin ocupar. Aparte de la posibilidad de mover las piezas de una a otra, como se hacía con las de retirada en el espejo y las de la aleta, que eran servidas por la misma pieza, cuando el espacio disponible no permitía montar dos simultáneamente. También el tamaño de las piezas tiene un máximo, que la reconstrucción me ha permitido confirmar plenamente. Pero donde cabe un cañón de batir para bala de 40 libras cabe cualquier otra pieza. Y ese es el margen de referencia que me ha mostrado la reconstrucción. Así que, la artillería que le corresponde no es esta. Tan solo cuatro o cinco de las piezas que hay dispuestas corresponden a cañones realmente embarcados en esta nave. Pero eso ya estará en el estudio.

De cara al futuro trabajo, ya en madera y con el nivel de calidad adecuado, las conclusiones son:

Entre uno y dos palmos más de manga, a nivel de la cuadra de popa en la cubierta principal y el puente, para corregir la ruptura en los arrufos de cintas, que aparecen solo bajo determinado ángulo, lo que demuestra que el resto de medidas obtenidas por el calculo son ya correctas.

Bajar la altura del coronamiento un palmo.

Y finalmente, elevar la extremidad de proa del castillo, «balaor» o «batallera» media gua inclinándose lo necesario para recuperar la altura que falta a proa del casco y prepararlo para montar el bauprés tal como se muestra en el grabado.

Y después, ya, a invadir Inglaterra..

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