viernes, marzo 29, 2024
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El RMS Solway en Baldaio. Crónicas que dieron la vuelta al mundo

En las páginas de Adiante Galicia, Anosacosta, en mi catálogo de 2011, etc., he tratado de rescatar del olvido para colocar en su sitio un naufragio que dio mucho que hablar en la prensa anglosajona de su tiempo, el del RMS Solway en Baldaio-Carballo. Son muchas las condiciones que lo hacen uno de los más importantes naufragios y por ello siempre traté de descubrir y guardar material sobre el caso.

Al ser un barco de madera, en los bajos de la costa a 20 metros de profundidad, solo se aprecia parte de su máquina y como está en una zona donde hay muchos pecios a veces se confunden sus restos. La mayor parte de la carga se recuperó en su día, pero siguen apareciendo objetos. Una campana de bronce localizada hace años en el sitio es más probable que sea de otro barco, pues no tiene nombre y parece más antigua. Hace cuatro años la Armada retiró un antiguo sextante.

Siempre consideré al naufragio del RMS Solway en la medianoche (12 y 10) del 7 de abril de 1843 como el primero que creó una alarma sobre los sucesos marinos en la costa coruñesa, levantando las reclamaciones del gobierno inglés al español sobre la falta de señales marítimas y medios de salvamento de buques en Galicia, por lo menos es en esta fecha cuando por vez primera localizamos estas denuncias oficiales, tanto en el Parlamento como en los diarios de Londres.

Un siniestro muy animado por una campaña de prensa que duró más de un año en todo el imperio británico que tendrá consecuencias inmediatas y muy onerosas para el puerto de A Coruña, que dejará de ser muelle de atraque de pasajeros en ruta. De hecho hasta el siglo XXI la ciudad no se convirtió en escala de buques de pasaje por estar en las proximidades de la «coast of death» o el «valley of death». La costa o valle de la muerte. Fue declarado puerto sucio para la navegación y evitado por las grandes compañías. En este caso las que unían la India o las Antillas con la metrópoli.

En 1839, con apoyo de la Corona, Inglaterra ponía en servicio a través de la naviera RMSP una serie de líneas de vapores de correo y pasaje. A Coruña era una de sus escalas estratégicas y para ello había una estación de aprovisionamiento de carbón, agentes y consignatarios. La catástrofe de la Solway al chocar en los bajos de Baldaio saliendo del puerto herculino tuvo el efecto inmediato de la búsqueda de alternativas al paso por la muy conocida pero peligrosa costa, en donde no había un solo faro, y a la base coruñesa como lugar de aprovisionamiento en la ruta a Madeira.

De hecho las iniciativas a la primera ley estatal de faros en donde se señala la ubicación de luces en Fisterra, Vilán o Sisargas nace tras este desastre. En 1846 el siniestro de otro carguero de pasaje similar, el Great Liverpool en Gures-Cee, agiliza los trámites en medio de gruesas columnas de tinta machacando a nuestro gobierno. En ninguna habla de falsas luces, hogueras ni naufragadores de barcos hasta los engendros literarios de fin de siglo seguidos con insensata ignorancia por algunas lumbreras actuales de prensa y tv.

El siniestro del RMS Solway causó «solo» 35 muertos. El capitán R.C. Duncan evitó la pérdida total de tripulación y pasaje con su heroica actitud mandando con rigor la maniobra de salvamento mientras el agua llegaba a las calderas y hacía explotar la máquina. Se salvaron 98 personas. 88 formaban la tripulación y 45 el pasaje. Los desgraciados muertos lo fueron precisamente por saltarse las órdenes del capitán al subir a un esquife mientras el barco seguía navegando, aterrorizados tras el primer golpe del casco en los bajos. El capitán no quiso salvarse y se quedó en el barco, colocando a la gente en los botes, hasta hundirse con él. La prensa no podía creer cómo un barco moderno a vapor con rueda de paletas, de larga ruta, dotado de las mejores condiciones y con experimentados mandos pudo naufragar tan cerca de la costa más transitada del mundo en unas condiciones climáticas buenas.

De hecho fue el primer gran barco naufragado de la compañía RMSP, pues el segundo, Medina, lo había sido en 1844; anteriormente habían perdido la pequeña goleta de madera Isis. La RMSP empezó a construir 14 vapores a paletas de unos 1800 tn, 1285 tn brutas, con motores de Maudsley Sons and Field, en la ruta de Blackwall-Londres a las Antillas.

El Solway inició esta ruta vía Vigo el 17.12.1841. Criticaron duramente en Inglaterra, tanto armadores como gobierno, la falta de ayudas a la navegación, como faros, señales marítimas, en Galicia, y por ello estas líneas dejaron de usar el puerto de A Coruña como escala. Así, tras el accidente regresó a Southampton el barco pontón usado para abastecer de carbón los buques correo en nuestra costa, el «coal bunker» North Britain. RMSP desde 1875 empezaría a hacer escala en Vigo y Carril en su ruta a América del Sur. Esto trajo otra consecuencia, las mayores posibilidades de emigrar a América de los gallegos que tras las hambrunas de 1854 llenaban el pasaje.

El PSS Solway en Baldaio fue el primer gran vapor de pasaje naufragado en España. Construido en 1841, con 1700 grt; medidas: 74,7×19,8 x 9,1 metros; casco de madera; una máquina de 1,2 cilindros, vapor de palas de ruedas, una chimenea y tres mástiles; 400 ihp, velocidad 9 nudos. Vela y motor. Constructor: Mcmillan A. & Son Ltd. – Archibald Mcmillan, Dumbarton. Motor: J. Caird & Co., Greenock. Armador: Royal Mail Steam Packet Co. Ltd. (Royal Mail Lines), London. El paddle steamship, vapor de ruedas, es un tipo de buque que llevaba unas ruedas de paletas situadas generalmente a ambos lados del casco, o en la popa, diseño que durante un tiempo se extendió mucho. Al principio estos buques también llevaban mástiles con velas, sobre todo los vapores transoceánicos, como este caso. Cierto tipo de vapor fluvial llevaba una sola rueda en la popa en vez de ruedas laterales, la silueta más conocida por los vapores del Misisipi.

El Solway sale de Londres a las Antillas, hace escala en A Coruña de donde parte el día 7 de abril y se hunde en la medianoche del mismo día a 15 millas, al dar en unos bajos en Baldaio pasadas las 12. Tarda 20 minutos en hundirse desde el golpe. En A Coruña habían quedado dos empresarios, el acaudalado coruñés Sr Goicuría y Mr Franks, librados así de la tragedia.

Solo llevaba 1300 libras en especies, cantidad muy inferior a la habitual, por lo que la pérdida mayor fue del correo oficial y los bienes del pasaje. Buena parte fue recuperada, como una caja de caudales. En general el capitán fue alabado por su heroica tarea en el salvamento del pasaje, pero se criticó que la mayor parte del personal estuviese durmiendo y por ello sin la debida vigilancia estando en un rumbo tan cercano a una costa tan sucia. También como en otros casos se critica a los ingenieros navales por una reciente reparación del buque, posiblemente para acomodar más pasajeros.

Del pecio del RMS o PSS Solway hundido en 1843 fue recuperado el que «puede ser uno de los primeros sextantes de la historia, pieza de un alto valor histórico y cultural», según el teniente Ángel Lozano Gálvez, al mando de la Unidad de Buceo de la Armada con base en Ferrol que lo halló el 4 octubre de 2019. En esta campaña Lozano constató la presencia de numerosos restos de hierro concrecionado junto a algunos de bronce y objetos de cristal, posible parte de las ruedas de palas del buque mixto velas-vapor de ruedas construido en Greenock (Escocia); en viaje de Falmouth (Inglaterra) a las Antillas con una escala prevista en A Coruña (Galicia, España).

Recientemente un pariente de la familia Fitzjames se puso en contacto con este medio para obtener más información del caso. James John Fitz-James, de Worcester, de 42 años, perdió a su mujer y cuatro hijos en el siniestro. Se dirigían a Jamaica. Se había casado el 12 de noviembre de 1832 con Arabella Theresa Offley.

FITZ-JAMES, ARABELLA , Solway PSS, †08/04/1843 2. FITZ-JAMES, chico , Solway PSS, †08/04/1843 3. FITZ-JAMES, JAMES JOHN (31), Solway PSS, °1811 ~ †08/04/1843

NOTICIA DEL SINIESTRO EN LONDRES Y EL MUNDO

Conocemos una descripción del naufragio de boca de uno de los náufragos que llevó la primera noticia a Londres, su sobrecargo Mr Lane quien volvió a naufragar en 1846 en el Great Liverpool en Cee. Aportamos la crónica del The Times, pero también daremos cuenta de dos amplias noticias de diarios de las antípodas. Así lo relata la prensa londinense el día 17, cuando el sobrecargo Lane relata su informe al secretario de la compañía Mr Apell para comunicárselo a las familias de los damnificados.

La pérdida del Solway, buque correo a vapor de la RSMP de 1.700 toneladas, en el 7 de abril de 1843, en su viaje de ida, sucedió a 15 millas de A Coruña con el sacrificio de un buen número de vidas, incluyendo la de su comandante el capitán Duncan. La triste noticia fue traída por el Lady Mary Wood, que llegó en ese día a Southampton, desde Lisboa. El Solway zarpó de Southampton el sábado 1 de abril y llegó a A Coruña sin contratiempo.

El 7 del corriente, dejó a Coruña en ruta a Madeira, en su viaje a las Indias Occidentales, y pasó el faro a las 10 horas. A las 12.10, yendo a toda velocidad, golpeó en el bajío Baldaio varias veces, hundiéndose finalmente a 13 brazas de agua. En sólo 20 minutos transcurridos después del primer golpe, sucumbió. El agua pronto llegó a la sala de máquinas, las calderas se colapsaron y explotó. La mayoría de los pasajeros y la tripulación estaban fuera de servicio o durmiendo. Era de noche, con buen tiempo y con luna clara, de lo contrario la pérdida de vidas habría sido mucho mayor.

Cuando fue lanzado primeramente el esquife muchos se subieron a él pero era frágil y no estaba destinado a llegar a la orilla. Por alguna causa aún no explicada, se hundió, y perecieron todos y cada uno de los que iban a bordo. Un bote de remos se puso en uso, a la deriva para ahorrar tiempo, y cayó en la parte alta del agua inundándose hasta la mitad, pese a ello, sirvió para salvar a 52 personas. El capitán Ducan murió en un acto de coraje al dejar marchar el segundo bote de remos del barco para que llegaran a tierra las personas que iban a bordo. Fue visto por última vez en esta tarea humanitaria cuando el buque escoró, y se perdió con él. Indica el náufrago «Al salir del puerto, pasamos por uno de los botes de remos, aparentemente lleno de gente, más adelante pasamos por uno de los botes pequeños con 9 hombres.

Llegamos al Solway sobre las 12.30 horas y para darles una idea la profundidad del agua, puedo decir que sólo sus mástiles de mesana sobresalían del agua. Estaba escorando mucho y probablemente, en poco tiempo se haría pedazos ya que empezaba a soplar un fuerte viento del noroeste. El barco está a unos 3 kilómetros de la base en donde está el agente y su guardia, con el fin de recoger a los muertos o cualquier propiedad que pueda llegar a tierra. Cuando el viento amaine se hará, si el agente considera necesario ir al lugar en un barco». Todo el período transcurrido desde el momento en que varó hasta que se hundió no excede los 25 minutos.

«Yo aquí comentaría que aunque le doy el capitán Duncan un buen crédito por tratar de disipar todos los temores y la alarma de los pasajeros, me veo obligado a afirmar que si se hubieran despertado a tiempo muchos de los que estaban dormidos se habrían salvado más» indica el testigo. Cuando el Solway chocó iban vientos ligeros, inclinándose a la calma, con mar de fondo. Siendo unos pocos minutos después de la medianoche la mayoría de las personas a bordo, a excepción de aquellos que buscan salir de su horario de costumbre, estaban dormidos. Los que se salvaron en los pocos botes bajaban casi en un estado de desnudez.


El cónsul español Eduardo Santos y los comandantes de dos buques franceses de guerra que venían hacia los restos del naufragio dieron toda la asistencia que estaba a su alcance. Son el vapor francés L»Eribe, comandado por M. Castaigne, y en el bergantín nacional francés L»Eglantine, capitán M. Gens. También colaboraron unas lanchas de marineros de Caión y otra desplazada de A Coruña, con oficiales de la casa armadora y del consulado. Según la noticia, el capitán general, su señora y sus hijas también se comportaron con la mayor amabilidad y con muestras de dolor. El teniente Wentworth de la Royal Navy y el agente a bordo de la Solway perdieron todo lo que tenían a bordo tanto de propiedad pública como privada. Eran por ejemplo Mr. Welder, director general; Mr. Leigh, segundo ídem; Mr. Bevis, tercer ídem. Mr. Carlisle, del Thames. Pero se salvaron.

Como otros pecios fue objeto de trabajos de rescate de la carga y elementos más valiosos y su lecho es conocido por chatarreros que anduvieron en sus entrañas. La caja de caudales y los efectos más valiosos fueron recuperados en los días del siniestro.

Contamos con varios documentos inéditos que nos informan de la lista de supervivientes y desaparecidos, además de dar cuenta de la versión de los hechos contada por náufragos. Aportaré a este informe la crónica del Colonial Times de Hobart, en Tasmania, del 22 de agosto. Y la del australiano Sydney Morning Herald, del día 30 de agosto, recogiendo las noticias de la prensa inglesa desde el siniestro, ya con más y preciosos datos. Pese a algunas erratas de los duendes de tinta de los gacetilleros y algunas desconocidas en general son un magnífico y acreditado material documental. Lo siento para los ignorantes seguidores de la leyenda negra, no está ni se la espera.

En la segunda parte del artículo seguiremos con esta revista de prensa.

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