Los escribanos de la zona recogieron numerosos datos de nuestros viejos navegantes que surcaban todos los mares. Hoy vamos a citar dos casos, uno escriturado en Cereixo en 1758; otro de un velero de Camariñas de 1838, la polacra goleta Nuestra Señora del Carmen de un capitán local de ascendencia croata, José Mifsud.
Declaración del patrón
Declaración del patrón del navío El Dulce Nombre de Jesús, que con carga de avellanas salió de Gijón con destino a Londres y acabó arribando a Muxía tras sufrir un recio temporal.
«En la feligresía de Santiago de Cereijo, jurisdicción de Vimianzo, arzobispado de Santiago, a 8 de diciembre de 1758, concurrió ante mi escribano y testigos don Joseph de el Barco, patrón del navío nombrado El Dulce Nombre de Jesús, y dijo: que bien carenado (…) salió el día 26 del mes de noviembre próximo pasado del puerto de Gijón, principado de Asturias, en dicho navío, y esta cargado de avellanas, para seguir su viaje a la ciudad de Londres (…) al siguiente, día 27, se quedó en bonanza, y el día subsiguiente 28 se llamó al sueste, por lo que tuvieron que aferrar las velas (…) se tomaron los rizos a los papaigos, y después se quedaron capeando con la vela mayor rizada (…) a continuación corrieron a palo seco, sufriendo recios golpes de mar que cubrieron la cubierta, sin que se pudiesen atravesar (…) llegando al puerto de Mujía para efecto de asegurar vidas y aciendas, llegando sin fogón, por haberlo llevado los golpes de mar (…) por lo que protesta (…)».
Nuestra Señora del Carmen
Declaración otorgada en Corcubión por el capitán de la polacra goleta Nuestra Señora del Carmen, de Camariñas, imposibilitado a continuar su viaje a Águilas y Alicante por un accidente sufrido durante la travesía.
«En la villa de Corcubión a 16 de noviembre de 1838, ante mí (…) pareció presente don José Mifsud, capitán de la polacra goleta Nuestra Señora del Carmen, de la matrícula de Camariñas, y dijo (…) que salió de la ría de la Puebla el 12 del corriente cargado de sardinas en dirección a Águilas y Alicante (…) navegó con buenos vientos hasta la altura de las Berlingas (…) amaneció con viento del sur muy fuerte (…) se mantuvieron a la capa hasta el día siguiente, en que viendo aumentado la mar gruesa con lluvia y cerrazón, acordó desacer la capa y dar popa, como lo realizó (…) un golpe de mar lo atacó, causa que el dice sufriese un golpe en el pecho con un ancla, de modo que desde aquel momento lo llevaran a la cámara, y nada dispuso, ejerciendo sus funciones su piloto don Santiago Libarona, quien siguió rumbo hasta dar fondo en esta ría (…) por lo que protesto (…)»