El bergantín de Barcelona Rosita en ruta de Cádiz a San Juan de Terranova con carga de sal, embarrancó en un iceberg cerca de su destino, tras navegar entre campos de hielo y sufrir un huracán mete proa a Galicia. Arriba en Corcubión y tenemos la declaración de su capitán el 28 de febrero de 1860.
Cómo el bergantín de Barcelona nombrado Rosita en ruta de Cádiz a San Juan de Terranova con carga de sal, embarrancó en un iceberg cerca de su destino. Arribada en Corcubión y declaración de su capitán por pérdida de un tripulante, avería y deriva en la navegación.
«En la villa de Corcubión a 28 de febrero de 1860, ante mí (…) don José Antonio Rodríguez, capitán del bergantín Español Rosita, matrícula de Barcelona, y dijo: hallándose en Cádiz sano de quilla (…) tomó carga de sal con destino a San Juan de Terranova (…) salió con viento fuerte que se mantuvo hasta el 12 de enero en que a las 6 y media de la mañana se cargó la mayor redonda y primer foque, por haber ocurrido un gran chubasco (…) el tripulante Julián Fernández, natural de Gijón, fue el que se encargó de aferrar el foque y al concluir la operación de vuelta cayó del bauprés a la mar sin que fuese posible salvarle, por más que han intentado hacerlo, valiéndose de cuántos medios fueran factibles, pero inútiles por el alarmante estado de la mar y el viento, continuando a la vía (…)
sin otra novedad importante hasta el día cuatro del actual, en que navegando con aparejo en las gavias con dos fajas de rizos, forzando la vela, con el propósito de ver si el día inmediato cogían tierra y tomaban puerto, ya que estaba toda la tripulación inútil para las maniobras, en virtud de los intensos fríos que iban sufriendo (…) y a cosa de 50 millas de la costa de Terranova, se hallaron con la nave encallada en un arrecife de nieve;
En tan peligrosa situación se largó y puso toda la parejo en facha, por ver si el viento hacía retroceder el buque, única manera que les quedaba para salvarse, y en efecto, descargó un fuerte huracán (…) cogiéndolos con toda la vela larga ha impelido a la nave haciéndola salir por donde había entrado, pero al desprenderse del hielo, se vió zozobrada sobre el costado de bavor, en términos de que ya se consideraban sumergidos (…) en medio del pánico y el terror hicieron los últimos esfuerzos (…) picaron las escotas y los escotines de las gavias, con cuya operación surgió la nave (…) siguieron navegando al puerto de destino (…)
a las dos de la mañana se notó que pasaban por el costado del buque grandes porciones de hielo (…) pasaron el resto de la noche avistando un inmenso campo de hielo (…) más a las dos y media se encontraron en un laverinto, y cercados de bancos de hielo, sin posibilidad de salida (…) acordaron acometerlo por el punto que les pareció más flexible, y con efecto, a las tres horas embistió el buque contra aquellas moles, y al primer golpe cayeron todos sobre cubierta, rompiendo no obstante por aquella parte (…) fueron navegando con muchas penalidades hacia el sur (…) ante esa situación y de acuerdo con la tripulación, decidieron arribar al puerto más cercano de Galicia, o donde el viento los llevase dando fondo en Corcubión (…) por lo que protesta (…)».