El mundo del mar es un terreno abonado a las supersticiones, por ello algunos naufragios entran dentro del álbum de los misterios envueltos en la bruma de la otra dimensión.
Las momias del Antiguo Egipto siguen siendo uno de los motivos más manidos entre los relatos góticos, algunos de tema marino. Al estar la costa gallega en medio de las rutas que comunicaban los puertos europeos con los egipcios, no fueron pocos los casos de paso de barcos con reliquias del tiempo de los faraones.
Hemos hablado en otras ocasiones de la pérdida en las rías gallegas de un obelisco egipcio de Ramsés II (la aguja de Cleopatra) cuando iba remolcado en ruta a Inglaterra en 1877, del transporte de miles de momias de gatos del SS Thebes y el SS Pharos refugiados en Galicia en 1890 y ahora de nuevo traemos la historia de un naufragio en aguas portuguesas de un mercante inglés, viejo conocido de carbonear en nuestros puertos (Corcubión, Villagarcía). Un barco envuelto en una maldición egipcia.
Hundimiento del SS Bretwalda
El SS Bretwalda se hundió a causa de la niebla el 31-8-1897. Sus 27 tripulantes fueron salvados pero no el barco y su carga de 3.600 toneladas de carbón y coque. El capitán James Alkman y el rol fueron llevados a Lisboa y trece días después llegan a Inglaterra.
Había sido construido en 1881 y su propietario era Hall Brothers de Newcastle. Tenía 2908 toneladas grt y 1913 nrt. Medidas: 320 x 39,2 x 20,5 pies. Era un vapor de casco de hierro de una hélice. El 24 de agosto había dejado Blyth hacia Alejandría. Al pasar por nuestra costa en demanda de Portugal le acompañó la temible niebla y el viento del SO.
La maldición egipcia
Si bien la niebla se apunta como causa del siniestro, la prensa inglesa empezó a mencionar una maldición egipcia como posible motivo. Y entonces se recuerda la noticia del transporte el 3 de julio por parte del SS Bretwalda desde Alejandría a Nueva York de un cargamento de momias de los tiempos de Ramsés II.
La curiosa carga nombrada como «reliquias faraónicas» había sido entregada en Egipto por el reputado tratante de antigüedades egipcias entonces de moda S. Cummings a su amigo el capitán Alkman, quien se las ofreció al Metropolitan Museum.
En el relicario iban una barra de pan, momias de ratones y un halcón momificado. Un ave que dio pie a no pocos relatos populares de terror y quien sabe si no inspiraría al autor de «El halcón maltés» en una visita al célebre museo de su agrado.
Dashiel Hammett, maestro del noir nacido en Maryland en 1894. También el naufragio del Titanic apareció envuelto en los siniestros debidos a maldiciones egipcias, pues al parecer llevaba una momia.