Dicen que Madrid es la mayor lonja pesquera de España pues a Mercamadrid vierten todos los camiones de pescado de la red radial centralizada española y los que llegan por el Eurotunnel desde las pesquerías del norte europeo.
El caso es que Madrid contó con una flota corsaria en el siglo de las luces con base en Galicia pese a ser villa tan interior. Empresarios madrileños se quisieron sumar al negocio del corso y armaron varios barcos con sustanciosos beneficios. El Madrileño fue uno de los barcos más citados, pero tuvo compañeros.
En mi obra «Costa da Morte, sueños y naufragios» (2011) daba cuenta de un grupo de barcos corsarios «madrileños» que aparecen por las gacetas y protocolos notariales de la época napoleónica en Galicia.
Empresarios madrileños y el corsario en Galicia
Empresarios de Madrid en 1800 arman un corsario en Galicia, una lancha que llevaba por nombre San Francisco Xavier, alias el Espadarte. Armado con 1 cañón y 1 obús y tripulado con 20 hombres. El capitán era don Lorenzo Olveyra, el piloto Diego Entralgo. Todos de Baiona, localidad base.
El 1 de junio salieron de aquel puerto. El 4 de julio descubrieron un convoy británico de 45 mercantes en aguas lusas que llevaban rumbo norte. Iban escoltados por un navío de línea de 74 cañones, una fragata y una goleta, todos ellos de guerra. El capitán Olveyra sigue al convoy, para meterse en medio de él y abordar alguno de los mercantes.
Olveyra se acercó a un bergantín y junto con cuatro de sus hombres lo abordó y apresó. La presa era el Ceres, un bergantín de 350 toneladas que tenía por capitán a John Mestreman.
Llevaba 12 hombres de tripulación (que habían sido reducidos por los cinco corsarios) y estaba bien armado; a bordo tenían 4 cañones de 12 libras. Además, portaba dos esmeriles de bronce y un buen repuesto de municiones. Su carga consistía en 185.970 libras de algodón en rama, 100 quintales de palo de Brasil y 19 pipas de vino.
Sacaron sin problemas al bergantín del convoy,donde no se enteraron del robo, y se dirigieron a Lisboa. Evitaron cerca del puerto portugués auna fragata de guerra británica. El Espadarte siguió su periplo corsario en 1805.
Otros buques de armador madrileño
El armador madrileño tenía otros buques ese año, que salieron a su primera campaña de corso de tres meses. El Buenadicha salió el 2 de marzo. Estaba capitaneado por Manuel Malvares y llevaba una tripulación de 28 hombres y 2 cañones.
El Espadarte salió el 8 de febrero. Estaba bajo el mando del capitán Bernardo López. Su buque tenía dos cañones y 27 tripulantes.Cruzaba Oporto el 23 de febrero, cuando se fijó en varios buques de un convoy que se dirigían a entrar en aquel puerto.
Apresó un mercante con cinco mil quintales de bacalao.Y a otro bergantín. Entonces fueron a por una fragata de 8 cañones y 28 hombres con la que estuvieron batiéndose hasta que se les acabó la pólvora. Como no tenían suficiente gente para intentar un abordaje, terminaron por irse.
Divisaron un queche, al que apresaron. El Espadarte regresa a Baiona a por más gente y pólvora, volviendo a la mar el día 26. Ese mismo día capturaron otro bergantín. El Buenadicha del capitán Malvares, junto con otro de los buques de este armador, el Madrileño, bajo el mando del capitán Diego Eyriz, y otro buque llamado la Liebre, apresaron un bergantín que entró en puerto el 20 de marzo.
La flota corsaria madrileña
El corsario Madrileño, también de 2 cañones y 28 tripulantes, entraría en puerto un bergantín apresado el día 26 sobre la costa portuguesa, cargado de manteca y duelas. También apresaría, junto con el Buenadicha y la Liebre a otro bergantín cargado de fardos. Por lo menos el Espadarte seguiría una temporada más en el corso.
El Espadarte aparece el 5 noviembre de 1806 en la «Relación de los buques corsarios armados en Vigo».
Eran: corbeta Príncipe de la Paz, de 24 cañones; bergantines el Bravo (a)el Velero, de 16, San Pedro (a) la Aurora, de dos; místicos Santo Tomás, de seis, San Manuel (a) el Príncipe de la Paz, de 4; lugares la Estrella, de dos; San Pedro Telmo, de seis, y lanchas San Juan de Navarrete, de uno; Arlequín, de dos; San Carlos, de dos; San Francisco (a) Espadante, de cuatro; Nuestra Señora del Arco, de uno Nuestra Señora del Carmen (a) Vengadora, de uno; la Guipuzcoana, de uno; Nuestra Señora de las Mercedes, de uno; San Carlos (a) Atrevido, de cuatro pedreros; Santa Rita (a) la Mosca, de cuatro pedreros; San José la Concha, de uno, y Gallardo, de dos.