miércoles, octubre 9, 2024
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La travesía inglesa de Roger Machado desde el Cabo Finisterre

El heraldo de Enrique VII realizó esta travesía en 1489

Voy hablarles de una vieja navegación en tiempos de activo comercio de bienes y personas entre Inglaterra y Galicia, con un Camino Inglés jacobeo en plena vigencia. La presencia de las villas costeras de la Costa da Morte en los portulanos y diarios de estos navegantes acredita el valor de los mismos como refugios y también escalas.

El periplo de Roger Machado

En febrero de 1489 Roger Machado, heraldo de Enrique VII de Inglaterra, realizó la travesía desde Falmouth a Laredo en seis días, el mismo tiempo que necesitó para regresar desde Finisterre hasta Padstow, en el canal de Bristol de Cornualles.

Aunque debemos matizar estos datos, cotejando la documentación original, pues su periplo gallego no está debidamente comentado y por ello asumimos la labor de enmendarlo. Su diario demuestra que era un buen conocedor de la ruta a Galicia, y del activo comercio entre ambas orillas, con presencia notable de comerciantes de trato anglohispano en ambos países (entre ellos los Machado). Demuestra la rapidez de la comunicación entre Cornualles y Bares o Finisterre con buen tiempo y buenos vientos.

Machado nos explica que sólo tarda dos días en ir de Cornualles a la costa coruñesa en la ida. Y en la vuelta, desde el cabo Finisterre a la punta córnica emplea un día y una noche.

Contrabando y rutas comerciales

Las mismas millas en el viaje de Lisboa a Finisterre le llevaron diez días. Y tardará cuatro en recorrer la costa británica hasta entrar en puerto. La ruta directa es rápida y segura. En 1456 el peregrino William Wey habla de la presencia en A Coruña de ochenta naos y cocas de dos puentes y hasta cuatro cocas sin puente (posiblemente mediterráneas); naves de comercio extranjeras en A Coruña, de ellas más de treinta inglesas, pero solo 16 con licencia real. Muestra de la existencia de un comercio irregular inglés de contrabando.

Las peregrinaciones animaron en gran medida los intercambios comerciales por el Camiño Inglés. Con visitas en muchos casos a Muxía y Fisterra. Y en los barcos mercantes iba pasaje, sobre todo romeros.

El diario de Roger Machado

En su diario Machado describe su embajada en la corte de los Reyes Católicos en 1489, para negociar el casamiento de Arturo de Inglaterra con Catalina de Aragón.

No era en este viaje el embajador sino el heraldo, un cargo real encargado de anunciar a los reyes la visita diplomática. Recibieron las credenciales el 12-12-1488. Parten en febrero.

Una relación publicada por James Gardiner en 1858 reproduce el diario de Machado y en él me baso. Era el heraldo un cargo real que llevaba consigo la labor de acompañante y anunciador del embajador, así como la organización de las expediciones diplomáticas.

Las cortes europeas lo compartían. Machado hablaba inglés, francés, español, portugués, alemán, latín, italiano. Por su nombre evidencia un origen ibérico, incluso se sospecha su ascendencia gallega y de hecho las relaciones comerciales de los Machado con A Coruña fueron intensas. Tenían negocios con importantes mercaderes burgaleses y vizcaínos con tratos en Galicia, como veremos. Dominaba a la perfección el castellano y el portugués. Y Portugal se tiene por su cuna.

Son muchas cuestiones que conviene aclarar sobre la misión, en los aspectos que nos atañen, algunas ya anotadas. Ya apunté que realmente al cotejar esos viejos papeles podemos comprobar que el paso de Inglaterra a la costa cántabra se produjo en dos días, pese a lidiar con un fuerte temporal que dispersó algunos barcos; mientras sí busca Laredo el que llevaba al intrigante diplomático español Puebla.

La expedición

Conocemos algunos de los expedicionarios ingleses. Además de Machado iba un noble, sir Richard Nanfan. El eclesiástico Thomas Savage, doctor y canciller, que dirige la expedición. John Nanfan, hijo bastardo de Richard. Un pintor citado como «Maestre Antonio inglés» que dejó muestras de su arte en la corte castellana. Y otras ocho personas del séquito de Nanfan.

Cita a otro cargo real, el rey de armas Richmond. Les acompañaban diplomáticos castellanos, como Rodrigo González de Puebla o Juan de Sepúlveda. El primero, de origen judío y extracción humilde, es uno de los oficiales reales más oscuros, otro espía sin escrúpulos y uno de los muchos fontaneros de trabajos sucios (asesinatos, envenenamientos, complots) de Fernando el Católico.

Lo califican en la época de contradictorio, lleno de sombras, malicioso e intratable, artero y manipulador, enredador y enrevesado. Un bendito pero eficaz truhán. Puebla y Sepúlveda debieron tratar las dos naos castellanas en las que viajó toda la expedición hasta la costa española. En la misión castellana iba el capellán Martín de Torres.

Entre Finisterre y A Coruña

El barco de los embajadores ingleses no fue directamente a Laredo sino a un puerto de Galicia, entre Finisterre y A Coruña. En su diario Machado solo hace referencia a un topónimo gallego, el cabo Finisterre. Y cita su entrada en Laredo seis días después de la partida.

Aprovechan algunos para visitar Compostela y rendir cuentas al apóstol en agradecimiento por haberles salvado de la tempestad. Habían partido de Falmouth el 12 de febrero de 1489 y llegaron a nuestra costa el día 14, o sea, toman una ruta directa sin escalas.

Tenían interés por visitar Santiago, como tantos miles de ingleses de la época. De hecho a la vuelta, Machado se entretiene en varias ciudades inglesas antes de entrar en su casa el mismo día 25 de julio, una fecha que define su espíritu jacobeo y seguro elige para terminar el periplo de su misión ibérica.

Los embajadores usaron dos barcos de mercaderes castellanos asentados en Southampton, que simultanean el transporte de personas y el de mercancías. La mayoría de esta gran colonia eran de origen vasco, pero ya desde el siglo anterior al menos cuatro barcos oficialmente hacían la ruta a A Coruña.

Permiso real para comercio con Galicia

El mismo Machado contaba con permiso real para el comercio con Galicia. Los días 14 y 15 arrecia el temporal en el Cantábrico. Uno de los barcos llega a Bilbao, otro a Laredo el 16. Allí los extranjeros se hospedan en la casa del mercader Fernando García del Hoyo y de su hijo Fernando del Hoyo.

Esta familia del Hoyo se asoció con don Fernando de Andrade en 1520 para intentar la creación de la breve Casa de Contratación coruñesa, con Cristóbal del Hoyo como cara visible. Son activos y ricos comerciantes con Inglaterra, como otros mercaderes castellanos que atenderán magníficamente a la embajada británica: los Maruenda, Diego de Castro, Alonso de Salamanca.

Tras viajar por Castilla, ver a los reyes, ser obsequiados con magníficos banquetes, torneos, justas y toros, entran en Portugal desde Plasencia.

Allí continúan con sus gestiones diplomáticas en la corte lusa y el siete de julio suben a bordo de un barco inglés cerca de Lisboa en un lugar que denominan Wieres (Oeiras), partiendo a las ocho de la mañana con las velas desplegadas, «y el día siete del dicho mes de julio, los embajadores subieron a bordo de su barco para ir a Inglaterra. Alrededor de las ocho o las nueve de la mañana, y ese día fueron con las velas desplegadas».

Desde su barra siguen ruta hasta el cabo Finisterre. Tardan diez días en alcanzarlo. Lo otean pasadas las cinco de la mañana, reciben el típico viento del suroeste «y así empezó a soplar de tal modo que por la tarde a las tres en punto, doblamos dicho cabo».

Por la narración del heraldo vemos que al retorno a las costas inglesas se citan el barco del doctor Savage, el barco de sir Nanfan y el barco de Machado. Entonces en Lisboa regresan en una flota de mercantes de su nación, con los ricos presentes recibidos. No eran mares seguros por la presencia de corsarios, sobre todo franceses.

Roger Machado narra su viaje de Finisterre a Inglaterra

Veamos la letra del propio Machado narrando su viaje de Finisterre a Inglaterra:

«Y pasaron díez días entre Wieres y el Cabo de Finisterre antes de poder doblar dicho cabo. Y el día diez por la mañana, entre las cinco y las seis, el viento vino del suroeste y así empezó a soplar de tal modo que por la tarde, a las tres en punto, doblamos dicho cabo. Y después de doblarlo así, el viento aumentó tanto como pudo.

Cada vez más, hasta el punto de que el día once, después de nuestra salida, por la tarde, al ponerse el sol, había pasado la mitad del mar de España entre dicho cabo y la tierra de Inglaterra, que estaba a setenta leguas; porque entre una tierra y otra distan cuatro veintenas de leguas, y entre la ciudad de Lisboa y dicho cabo de Finisterre hay cuatro veintenas de leguas, por lo que hicimos tanto camino después de haber pasado dicho cabo en un día y una noche como habíamos cubierto en los otros diez días antes mencionados; así que mantuvimos nuestra ruta todo el día, que era viernes, hasta el mediodía.

Y ese viernes día once, al mediodía como he escrito antes, el viento de repente cambió del sur al norte, justo lo contrario. Y después de que llegara del norte, empezóa amainar. Y esa calma duró toda la noche hasta el siguiente día, que era el décimo segundo día desde nuestra salida, y era sábado, hasta el mediodía. Y al mediodía cambió el rumbo al sureste; y así permaneció hasta las tres en punto de la tarde.

Y entonces llegó una agradable brisa fresca del suroeste, que duró toda la noche y el día siguiente, que era domingo y día trece. Y sopló tan fuerte que nos impulsó tres leguas completas en una hora y fue el mejor tiempo que cualquier hombre pudiera desear. Este tiempo duró todo el día hasta la medianoche. Y a la medianoche, cuando salió la luna, el viento cambió de nuevo hacia el norte y el nornoroeste.

Y esta mañana, que era la del día décimo cuarto de nuestra travesía, el tiempo se puso muy malo con viento y mucha lluvia; y entonces estábamos a sólo quince leguas de la isla de Sorlinga. Y ese viento contrario con lluvia persistente nos detuvo todo ese día y el siguiente que era el décimo sexto día, y el de la Magdalena.

Tuvimos grandes dificultades para doblar el cabo de Cornwall; sin embargo, lo doblamos el lunes por la tarde con grandes esfuerzos a las cuatro en punto de la tarde.

Y después de doblarlo, ese mismo viento nos alejaba de la costa, aunque estaba calmado, por lo cual no pudimos acercamos a tierra. Y al día siguiente, día de la Magdalena tomamos tierra en Padstow en Cornwall.

Y por la mañana a las seis en punto sir Richard Nanfan atracó con toda su gente. El doctor Savage se separó de Sir Richard Nanfan inmediatamente después de doblar dicho cabo y se dirigió hacia Brístol con su barco. Después de que Sir Richard atracara, el rey de armas Richmond se separó para dirigirse a su propia casa. Dicho caballero solo permitió, rogándole a Richmond que un día después de su llegada al hogar cabalgara a ver al rey para hacerle saber a su gracia que él había atracado y también que el doctor había seguido rumbo a Bristol donde tomaría tierra.

Y así lo hizo Richmond, y fue a dormir esa tarde al pueblo que está a veinte millas de Padstow, llamado Launceston. Y al día siguiente durmió en Exeter, que está a treinta y cinco millas de Launceston, y eso fue el día veintitrés de julio. Y desde Exeter salió el día veinticuatro, y fue a dormir esa noche a Shaftesbury.

Y al día siguiente, que era veinticinco, yo fui a dormir a mi propia casa de Southampton, y allí me quedé hasta el día veintisiete. Y el veintiocho llegué [donde] su gracia el Rey [estaba] en su castillo de Windsor, donde le di nuevas de los reyes de Castilla y del rey de Portugal y de la llegada de los embajadores a Inglaterra con noticias de dichos reyes. Y así di fin a mi viaje ese día, el veintiocho de julio».

Escudo de armas de Machado

Completando la historia de Roger Machado

Albert F. Pollard en su diccionario trata del luso-inglés. Hombre de armas y diplomático de origen portugués, aparece en misiones en Leicester en 1478, y en 1484 se incorpora al College of Arms. En esa fecha era ya un gran importador de vino español, especialmente gallego o andaluz tomado en puertos gallegos. La guerra con Francia obligó a los ingleses a buscar los caldos en el sur.

En enero de 1485 toma parte en importantes misiones al servicio del marqués de Dorset, y en auxilio del exiliado Henry Tudor. Se enemista con el rey Enrique III por el acercamiento al caudillo Tudor y marcha del país. Retorna a Inglaterra con Enrique convertido en rey y se instala como comerciante en Southampton. Irá cobrando mercedes nobiliarias, como la de heraldo real con distintos títulos. En 1505 el rey le ofrece el importante cargo de la secretaría de la Garter King of Arms pero declina por su edad y cansancio.

Garter es el título del principal rey de armas de la corte, vinculado a la Orden de la Jarretera. Aunque ayuda al nuevo titular, el rey de armas Thomas Wright. Recibe un escudo de armas de cinco hachas de plata sobre un campo de gules. El rey contaba con tres reyes de armas y seis heraldos con nombres de regiones.

Machado en 1483 obtiene el cargo de heraldo Leicester, reside en Southampton y Calais atendiendo sus negocios en ambas orillas del canal inglés. En 1485 es heraldo Norroy y Richmond. Emprendió misiones diplomáticas en España y Portugal en 1488 y 1489, como vimos. También en 1494 en las cortes de Carlos VIII de Francia y del emperador Maximiliano. En Italia. Siguió en estas embajadas en Francia en 1495, 1496 y 1497.

Se ve envuelto en Francia en una conjura contra el rey que nos habla de sus otros servicios como espía. Es una época de acercamiento de Inglaterra a España y enfrentamiento de ambos con Francia, sobre todo por la política aragonesa en Italia y el control del comercio marítimo atlántico. Ya en la Guerra de los Cien Años, finalizada en 1453, Castilla y Portugal tomaron distintos posicionamientos.

La flota lusa fue una ayuda providencial de Inglaterra y la castellana de Francia en el siglo XV, pese a estar ninguneadas por los cronistas infectados de leyendas negras.

Demostración de la primacía marina ibérica en el contexto atlántico, incrementada notoriamente en el siglo XVI. Por mucho que otros ladren. La unión de Castilla con Aragón y el valor del comercio castellano con Inglaterra y Flandes cambiaron la diplomacia. Machado tuvo mucho que ver.

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