Un pescador de Camariñas localizó en 1956 el pecio de un barco antiguo en la entrada de la ría, cercano a A Villueira, de donde empezó a sacar lingotes. Enseguida se enteraron las autoridades marítimas y cercaron la zona, conocida de antiguo por Os Boliños da Fortuna.
Según la información dada en su día por miembros de la Armada a los buzos que trabajaban en el pecio se trataba de un barco procedente de América cargado con cobre para la ceca de Xubia. Entonces y a falta de mejor información podemos datar la fecha del suceso a principios del siglo XIX, en tiempos de Fernando VII.
Algunos restos encontrados en la zona apuntan a esta etapa, aunque es un tramo de bastante siniestralidad, con la presencia del Castillo del Soberano en las proximidades y una importante actividad marítima en ese marco temporal. Entre los hallazgos: unas monedas, una bala de culebrina y una curiosa manopla de bronce.
Las características del pecio nos llevan a pensar en un barco tipo correo marítimo, artillado, similar a la corbeta-correo Mercurio (18 cañones). Un buque de 300 toneladas, armado con 18 cañones de 8 libras y 6 obuses de 18, con una tripulación de hasta 98 hombres. Con fines mercantiles puros ahorraría en poder artillero y hombres en favor de la carga. Unas medidas: 31,2 x 8,3×4 metros.
Corbetas, fragatas, incluso bergantines y goletas se sumaron para estos fines de transporte en una época de decadencia naval nacional, al final de una gloriosa generación.
Algunos de estos correos se perdieron o sufrieron percances en la Costa da Morte, entre otros barcos mercantes y de guerra procedentes de América en los siglos XVIII-XIX. Sobre todo llegados desde el Río de la Plata y de Cuba a A Coruña: el Pizarro (1764), Cantabria (1773), Gallego (1779). Y entre las unidades similares con destino indiano perdidas por la Armada en sitios desconocidos están la corbeta Ceres (24-7-1823), el bergantín Consulado y la goleta Guía (30-12-1819). El 22 de mayo de 1779 un correo marítimo en ruta de Montevideo a A Coruña se refugia en Camariñas, pero no consta el nombre ni que sufriera un naufragio.
La ceca o Casa de Moneda de Xubia empieza a acuñar moneda en 1812, maravedíes de cobre con la marca J/Jª, o una estrella de cuatro puntas. Pero desde 1790 trabajaba como fundición de cobre para el arsenal ferrolano, aportando material para forrar buques desde 1803; por ello las pesquisas entendemos que se centran en este marco temporal, o incluso durante las guerras de emancipación americana entre 1808-1826.
Sacar los lingotes de Os Boliños da Fortuna
El 11 de septiembre de 1956 la Armada envió a Camariñas un remolcador, el R19, y un buzo procedente del Serviola para sacar los lingotes de Os Boliños. Parejas de la Guardia Civil y ordenanzas como Manolo de Dora o Pedro Currulo vigilaban para evitar el acceso al lugar, coordinados por el ayudante de Marina Fernando Ferro.
Participaba mi tío Gumersindo Mouzo como joven recluta. La familia del primer ordenanza había localizado el pecio, su padre buscaba almejas y halló un lingote de cobre de 50 kilos.
Más tarde el buzo Pocholo Santa Cruz se acercó de noche con su barco y recuperó otros 1.000 kg en lingotes de cobre de un pecio enterrado en la arena. Las autoridades tomaron cartas en el asunto tras interrogar a los recuperadores. La Armada cercó la zona, hubo tiros al aire de advertencia en varias ocasiones a los curiosos.
También se acercó por mar en el Azor, Francisco Franco. Preguntó a un pescador de Camariñas, o Choniño Vello, por la situación del pecio descubierto y este le indicó: «unha milla por mar, kilómetro e medio por terra». Franco se bajó en el muelle local, y un coche lo recogió en tierra. En el muelle se iban depositando los lingotes.
Eran según los documentos navales ahora cotejados barras de cobre de las Indias de 60 centímetros de largo, la mayor parte de cobre. También se sacaron algunas cantidades pequeñas de plata, tortas de níquel.
Al parecer la quilla del barco es visible, estaba forrada de cobre. Los oficiales interrogaron a los más viejos del lugar, pero desconocían la existencia de un barco en ese punto. Un lobo de mar, Lindo Vello, de 90 años, informó que el lugar siempre se conoció por Os Boliños da Fortuna y que sus mayores contaban del naufragio cerca de Camariñas de varios barcos que venían de América.
Documentación sobre el pecio de Camariñas
Pese a lo difícil que resulta hurgar en archivos militares tuve acceso a un documento que acredita documentalmente las acciones de la Armada sobre el pecio de Camariñas. Se trata del parte de campaña número 29 del año 1956 del patrullero RR 19, en las navegaciones efectuadas los días 11 y 12 de septiembre de dicho año.
La misión era el traslado de A Coruña a Ferrol para efectuar relleno de carbón, continuar viaje a Marín para cooperar en ejercicios de tiro de alumnos de la Escuela Naval. Pero se advierte de la entrada en Camariñas «para informar al Estado Mayor del Departamento de la posibilidad de que pueda facilitarse una embarcación para un buzo que trasladará el guardapescas Serviola a aquel puerto, para recuperación de lingotes de cobre».
El día 11 a las 6.30 parte de A Coruña el patrullero, con viento del NE fuerza 5, con marejada.
Efectúa relleno de carbón en Ferrol con 22 toneladas. A las 15,35 pasa por Sisargas, con viento NE fuerza 7, con fuerte marejada. A las 15.30 enmienda rumbo estando a cinco millas de la farola de Roncudo. A las 17.00 está bajo la farola de Vilán y a 17,20 «se mete a babor para abocar la entrada de la ría de Camariñas poniendo proa a las enfilaciones de entrada. A las 17,40, fondo en Camariñas».
El informe sigue «Una vez recogida la información de que puede ser facilitada la embarcación para el buzo que ha de recuperar los lingotes de cobre hundidos en aquella ría, a las 18,30 se leva, dando a avante toda y saliendo a la voz de la ría». En la copia del registro de señales advertimos una cita más. El día 11 a las 23,50 el barco transmite a la capitanía general de Ferrol por el sistema T.S.H. el siguiente parte: «Ayudante de Marina Camariñas manifiesta poder disponer embarcación para buzo, FIN». Así pues el patrullero cumplió su misión y la Armada pudo recuperar la mayor parte de la carga de este pecio, un posible barco español del que no sabemos el nombre.