Antonio López Ferreiro en su «Historia de la S. A. M. I. de Santiago» (1905) anota que en enero de 1537 fue preso en la villa de Muxía (propiedad del arzobispado compostelano) y conducido a Santiago un tal «maestre Felipe«, que decía ser embajador del rey francés Francisco I, enviado en misión a la corte de don Juan III de Portugal.
El Arzobispo Sarmiento
El arzobispo Sarmiento comisionó a su mayordomo Mardones para que llevase de nuevo a la villa al detenido e hiciera inquisición acerca de su nacionalidad y condición. El motivo de llevarlo a este puerto era la presencia en aquel mes en la ría de una armada de Inglaterra junto a varias naves portuguesas y vizcaínas.
Por ello sus patrones y tripulaciones podían ayudar a esclarecer la identidad del reo. Cuando llegó la comitiva desde Compostela ya los buques habían levado anclas, pero los agentes del Arzobispo Sarmiento hallaron a tres ingleses residentes en la villa que pudieron testimoniar que era compatriota suyo. De la encuesta resultó ser de nación inglesa y empleado en la corte del rey Enrique VIII.
Esta noticia, junto a otras referencias, confirma el uso regular de la ría para el fondeo de armadas de guerra y mercantes de las grandes potencias marítimas de la época. Asimismo, vemos que en la villa residen comerciantes extranjeros. Por ello -y coincidente con la cronología de los monarcas citados-, cabe situar la cita clásica del intento de canje del puerto de Muxía por Carlos I, por necesitarlo para el comercio con Inglaterra, antes de volver a ceder la villa al arzobispo.
Espionaje
Resulta «rechamante» el caso, que más parece una cuestión de espionaje que diplomática.
Si se trata de un ciudadano inglés y al servicio de su rey, éste era aliado entonces del emperador. No tendría ningún problema para confirmar su identidad, en cuanto proclamar públicamente que era un agente del enemigo era una temeridad.
Suponemos que trató de pasar por agente francés en algún negocio privado (para obtener algún tipo de información o servicio) y fue denunciado. Sería un peón más de los servicios secretos ingleses en el trajinar político de unos monarcas que se controlaban y espiaban en sus inciertos y efímeros tratados de paz.
En 1538 se firmó una tregua en Niza entre españoles y franceses, promovida por el papa Paulo III, por un periodo de diez años, al estar ambos países en quiebra económica. Las cláusulas eran la formación de una liga de príncipes cristianos contra los turcos, la guerra contra los protestantes y el compromiso de apoyar la convocatoria de un Concilio General. Papel mojado.
Comercio con América desde A Coruña y Baiona
Desde 1533 A Coruña y Baiona podían comerciar con América. Esto dio pie a la presencia de corsarios franceses que atacaban a nuestras naves. Ese mismo año naves francesas asaltaron Baiona.
En 1537 para defenderse de los corsarios galos las autoridades gallegas acuerdan crear una armada, colocando al mando al conde de Altamira y señor de buena parte de la Costa da Morte, Lope Osorio de Moscoso.
En el marco de las guerras con Francia ya don Fernando de Andrade planteaba en 1521 la creación de una armada, el uso de dos zabras de vigilancia entre Fisterra y los puertos cántabros, amén de un sistema de vigías y alarmas en la costa gallega. En 1528 Carlos I manda proveer a la flota surta en A Coruña.
En 1537, Carlos I de España y V de Alemania estaba en medio de una nueva con Francia, iniciada un año antes por el litigio de las posesiones en Italia. En ese mismo año, Carlos I también se enfrentaba con Portugal por el control de Brasil.
Al parecer, entre los planes franceses en el marco de un extenso campo bélico y para dividir las fuerzas en litigio, en 1537 el rey francés Francisco I intentó invadir España a través de Portugal.
Un año más tarde otro curioso viajero con muchas incógnitas en sus alforjas inició su periplo jacobeo, acercándose a Fisterra y Muxía; pero costeando desde Asturias y entrando en la Costa da Morte por A Coruña, Caión, Malpica, Laxe, Ponte do Porto.
