EL MISTERIO DE LA DESAPARICIÓN DEL DUENDE. La página de arqueología marina Um mergulho na historia nos aporta datos de dos mercantes españoles muy conocidos en los puertos gallegos y que tras sufrir diversos avatares en nuestra costa desaparecen misteriosamente en aguas lusas.
El 6 de marzo de 1978 se pierde en la costa portuguesa el remolcador español Duende, en ruta de Santander a Huelva, con 6 tripulantes. Tras sufrir un duro temporal en la costa gallega que le obligó a entrar en dos de nuestros puertos, el barco sigue su ruta a Andalucía pero se perderá en extrañas circunstancias entre Sines y la costa ovetense con toda su tripulación. El naufragio sigue siendo otro misterio del mar, aunque se cree pudo ser abordado en la niebla por un gran barco (abalroamento com um navio de grande dimensao).

Sobre el remolcador Duende
El remolcador español con un peso de 143 toneladas, fue construido en Nueva York en 1944, como Gnome, y en los años 70 se matricula en Santander, su puerto de refugio (número 1483, lista 4ª, señal distintiva EDAS). En 1978 fue adquirido por la Ibérica de Remolcadores del Estrecho S.A. (CIRESA), que lo necesitaba para trabajar en el puerto de Algecira.
El barco cargado de hierro vasco salió del puerto de Santander el 22 de febrero, partiendo hacia el sur de España. El mal tiempo lo obligó a entrar dos veces en Galicia, primero a Burela y luego a A Coruña. Sigue a Portugal; y al sur de la lisboeta Torres Vedras, la tripulación del Duende debió avistar el carguero chipriota Alchimist Emdem, varado desde el 15 de febrero en la playa de Cambelas, un tramo de la costa que siempre ha sido un auténtico cementerio de barcos. En la mañana del 6 de marzo, el Duende ya estaba fuera de Lisboa cuando estableció un contacto radiofónico con normalidad, informando de buen tiempo y nada que marcar, navegando hacia Huelva, donde se esperaba al día siguiente.

Esta fue la última comunicación establecida con el barco. Al no llegar a Huelva y no responder a las llamadas, el 9 de marzo las autoridades marítimas españolas inician una búsqueda en la que colaboran medios portugueses, sin éxito de inicio. El 11 de marzo, la Capitanía de Huelva movilizó a los buques pesqueros de su jurisdicción para rastrear la zona entre Ayamonte y el Cabo de San Vicente. El 13 de marzo, la Armada española envía el buque de guerra Cándido Pérez, para patrullar la zona entre Cádiz y el Cabo de San Vicente, acompañado de dos helicópteros desde la base naval de Rota. El mismo día 13 de marzo se encontró un cadáver en una playa cerca de Sines, que se identifica como de uno de los tripulantes, Marcos Lloret Tonda, ingeniero naval de 55 años, residente en Algeciras.

Un caso con incógnitas
Según ABC, el cadáver encontrado llevaba solo ropa interior, lo que sugeriría que estaba durmiendo cuando algo inesperado sucedió. También en la misma playa de Sines se encontraron dos botes salvavidas del barco, ambos presentando daños, aparentemente causados por abordaje por colisión. Dos días después, otros dos cuerpos también fueron arrojados en la playa.
Si la prensa avanzó inmediatamente con la posibilidad de que, frente a Sines, el remolcador pudiera haber sido abordado con un buque de gran tamaño, como un superpetrolero, que ni siquiera se habría percatado de la colisión; la investigación de la Armada Española consideró también la colisión con un gran barco, debido a la fuerte niebla en la zona.
Sin embargo, las autoridades remarcaron la ausencia de cualquier tipo de prueba o indicio, por tanto dejaron claro que no tenían datos para opinar sobre las causas que llevaron a la desaparición y probable naufragio del trawler, archivando la causa el 20 de junio de 1978. En cuanto a la tripulación desaparecida, sus cuerpos nunca fueron encontrados. En enero de 2010 se pidió oficialmente que se emitiera el último certificado de defunción.
