jueves, abril 17, 2025
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El Villalegre, otro naufragio con misterio

La página de arqueología marina Um mergulho na historia nos aporta datos de dos mercantes españoles muy conocidos en los puertos gallegos y que tras sufrir diversos avatares en nuestra costa desaparecen misteriosamente en aguas lusas. Al remolcador Duende nos referimos en otro artículo. Ahora es el turno del Villalegre.

LOS NAUFRAGOS DEL VILLALEGRE EN VIGO

El 7 de marzo de 1905 naufraga el mercante asturiano Villalegre, ex Glenise, en la costa portuguesa. El suceso sigue siendo un misterio, ya que en la prensa lusa se atribuyó a un choque con un objeto sumergido desconocido (um recife submerso, um casco revirado ou um qualquer outro destroço não sinalizado). Unos días después un barco español, «Matías F. Bayo», llega a Vigo con 12 supervivientes. El representante en la ciudad de la Sociedad Española de Salvamento de Náufragos rindió un homenaje a la tripulación del barco rescatador por su meritoria acción.

El «Glenisle» era un barco de vapor, construido en 1891 por Edward Withy & Co., astillero de West Hartlepool, Sunderland, Reino Unido.
Con un desplazamiento de 1.947 toneladas brutas y unas dimensiones de 82,3 metros de eslora, 11,3 metros de manga y 5,4 metros de calado, el buque tenía una estructura de acero y estaba propulsado por una máquina de vapor de tres cilindros y triple expansión, fabricada por Richardson T. & Sons, con dos calderas simples y cuatro hornos regulares.


Navegó para la británica Livingston, Conner & Co. hasta 1900, cuando fue adquirido por la compañía española Avilesina de Navegación, de Avilés, recibiendo entonces el nombre de «Villalegre». En 1904, el «Villalegre» encalló en Boulmer. Remolcado a Blyth, se hundió en el muelle, teniendo que ser reflotado.

A principios de marzo de 1905, el «Villalegre» zarpó del puerto de Middlesbrough-Inglaterra, con destino a Génova-Italia, llevando un cargamento de diversas mercancías. La tripulación, compuesta por 25 hombres, estaba bajo el mando del experimentado capitán Jaime Basté.

Era un barco asiduo de las rías gallegas, en este caso la travesía por nuestra costa transcurre sin novedad. Según exponen en el grupo Um mergulho na historia, «No entanto, na noite de 7 de Março, quando navegava ao largo da costa de Aveiro, o navio sofreu um impacto violento, que mais tarde se suspeitou ter sido causado por um objeto submerso desconhecido». Así indican desde la página de arqueología siguiendo con el relato de los hechos: «O choque foi catastrófico. De imediato, o casco do Villalegre começou a meter água. O impacto também quebrou os mastros e danificou seriamente a estrutura do navio, dificultando qualquer tentativa de reparação. A tripulação rapidamente percebeu que a embarcação não poderia ser salva. Diante do avanço rápido da água nos compartimentos inferiores, o capitão ordenou a evacuação do navio».

Dos botes salvavidas fueron lanzados por la borda y la tripulación se dividió en dos. Unas cuatro horas después del impacto, el Villalegre se hundió por completo, sumergiéndose en las profundidades del Atlántico.


A la mañana siguiente, los sobrevivientes de una de las embarcaciones fueron avistados por el vapor español Matías F. Bayo, que navegaba por la zona. El rescate se llevó a cabo rápidamente, y los 12 tripulantes fueron salvados y trasladados a Vigo. Entre los rescatados se encuentran el primer oficial, Patricio Pérez; el segundo oficial, Juan Bauté; los marineros Zoilo Pérez, Carlos Rodríguez, Francisco Vicente y Ricardo Palas; el ayudante de máquina, Rodolfo López; el mayordomo, Óscar Rinonla; el chambelán, José López; el fogonero, Pablo Uriarte; el cocinero, Ángel Herrera y el ayudante de cocina, Jacobo Pardo. El presidente de la Junta local de la Sociedad Española de Salvamento y Salvamento de Náufragos, don Antonio Sanjurjo, decidió conceder una nota de agradecimiento, como forma de rendir homenaje a la actitud de abnegación y heroísmo de la tripulación del «Matías F. Bayo» destacando el primer oficial, Terencio Menéndez Moriyón; el segundo oficial, Adolfo Contramás Méndez; el contramaestre, Marcelino Cardona Moriyón; y los regatistas Pedro Costa Arnáiz, Miguel Abad Iglesias y Francisco Cardona Valdés.

Más tarde se supo que un segundo bote había llegado a Oporto llevando, entre otros, al capitán, Jaime Basté; el primer maquinista, Severino Villar; y el contramaestre, José Méndez. El accidente del «Villalegre» tuvo gran repercusión en los medios de comunicación de la época, especialmente en España y Portugal. Las investigaciones sugirieron que la colisión podría haber sido contra un arrecife sumergido, un casco volcado o cualquier otro resto sin marcar. Sin embargo, sin tecnología para recuperar los restos, la causa exacta seguía siendo un misterio. El «Villalegre» estaba asegurado por la compañía La Catalana por un valor de 55.000 pesetas.

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