Como en tantos otros aspectos, en el mundo del mar las mujeres están escasamente reconocidas pese a su notable influencia en el sector en cantidad y calidad, sobre todo en Galicia; y viene a bien recordarlo en estos días de marzo tras la resaca de celebraciones del 8M. En este medio solemos destacar la presencia de grandes nombres femeninos en las historias del mar, la inmensa mayoría desconocidas, y hoy queremos sacar del ostracismo a dos heroicas protagonistas de uno de los naufragios más célebres de la Costa da Morte, el del Solway en Baldaio-Carballo en 1843.
Dos mujeres inglesas se significaron en el salvamento de náufragos del SS Solway. Un moderno barco de pasaje con altos funcionarios, militares, terratenientes y empleados coloniales de las Antillas británicas. El choque pilló a la mayoría durmiendo, y salieron muchos pasajeros apenas sin ropa a cubierta. Iban tres familias completas con 10 niños y criados. Una, los Fitzjames, desapareció íntegra (padre, madre, 4 niños y sirviente). Otra piadosa y patriótica prole era la de los Pell, opulentos propietarios de la isla de Antigua.

La señora Pell y la señora Wentworth
La señora Pell, como explicó Juan Campos en «Náufragos de antaño», se comportó con valor y generosidad durante el suceso, ayudó al teniente Hemsworth a salvar a 11 personas en su lancha. Insistió la dama en que el bote permaneciera cerca del barco, recuperando náufragos encaramados en la arboladura. Ante escenas de pánico y confusión, junto al teniente puso orden y cordura, con decisión y arrojo.
La señora Wentworth, cuyo marido era capitán y supervisor de los fuertes de las Bermudas, estaba embarazada y a cargo de tres hijos, a los que salvó. Es nuestra segunda homenajeada hoy. Tanto ella como la señora Pell guardaban profundo celo religioso y pidieron fuerzas a Dios para salvar a los suyos y a los compañeros de infortunio. Una fe que sin embargo no les llevaba a rezar, más que en sus calladas oraciones internas, sino a no perder un minuto en la acción y el servicio a los demás, ganando coraje donde en otros medraba el miedo.
Son esos momentos en los que en verdad se hacen notar los héroes, y se descubren los cobardes. Héroes que no surgen en esa precisa hora, porque ya lo eran antes, y se hicieron ver cuando la ocasión lo requirió. No sólo luchó la devota dama en su estado por salvar a los suyos sino que tuvo tiempo de animar a los damnificados, infundirles calma y «evitar el pánico con su presencia de ánimo» (Juan Campos).
En la confusión del momento, con un capitán Duncan que tardó en dar las órdenes de arriada de los botes, oficiales desbordados o las escenas de marineros desesperados lanzándose al bravo mar desde la arboladura, la señora Wentworth tomó una decisión que ayudó a salvar muchas vidas. Fruto de un razonamiento en medio del pánico y el temor que gobernaba la cruda noche. Puso a salvo una de las brújulas del barco, necesaria para orientarse a bordo de los botes si el viento y las corrientes lo alejaban de la costa. Así su barca, como la de la señora Pell con el teniente Hemsworth, alcanzaron Caión.
Un superviviente, que ayudó a la señora Wentworth a liderar su grupo de náufragos, envió una carta anónima a The Times, en la que alababa con prosa victoriana a nuestra heroína, «No escapó de sus labios grito o expresión de alarma alguno; por el contrario, su porte mostraba una calma, e incluso una serena resignación, que nada sino una ausencia de temor a la muerte y una perfecta confianza en la Providencia podían haber inspirado».

Pasajeros fallecidos
Entre los pasajeros, además de los seis Fitzjames y su criada o criado, perdieron la vida la señora Haly, la señorita Baidon, los señores Cartwright, Nicholls, Hunter, Le Main y Montefiore (de origen judío, había cambiado su apellido Levy por el de su protector, sir Moses Montefiore, como agradecimiento por el empleo que éste había conseguido en Jamaica).
A bordo iba una señora Levy, que sobrevivió. La lista de 17 pasajeros fallecidos la completan el reverendo Bascom, clérigo de Barbados, muerto al caerse de las jarcias, y dos miembros, Blake y Burtchell, del cuerpo de Ingenieros Reales. La lista de supervivientes del Solway abarca todos los estratos sociales victorianos. Entre los oficiales fallecieron el capitán Duncan, el cirujano Dicker y el guardiamarina Hall.
También murieron el panadero Anton, la camarera, Isabella M’Gurn y los ayudantes y camareros Brown, Westhorpe, Eager, Read, Scribson y Neal. Aparte de los pasajeros ya mencionados sobrevivieron las señoritas Crawford y Susannah Clark, los señores H. Kiewitz, H.P Thomas, Francis Savory, Geddes, Adamson, Ancram, Campbell, Watley y De Levallos y el capitán Sughrue. Dos pasajeros salvaron la vida por bajar del barco en A Coruña. Uno con un famoso apellido empresarial coruñés, Goicuria, y un tal Franks. Además del tesorero Lane se salvaron otros oficiales: el teniente Hemsworth, agente del Almirantazgo para la protección del Correo; Wilder, Leigh y Bevis, el primero, segundo y tercero de a bordo; Carei y Carlie. Sobrevivieron los maquinistas Thomson, George Angus, Muthurie, Joseph Robinson y Mark Roworth, el calderero Irving y el aprendiz Steadman. De la sala de máquinas se salvaron los fogoneros Whitaker, Wilson, Sheperd Sweetingham, Gallager, Maddox, Coleman, Ballantine, Macmillan, Logan, Wallace, Robertson, Sinclair, M`Loghlin, T. Sinclair, J. Ward, Ure, Frost, Cannady, Darrel y J. Ward. Del servicio sobrevivieron los criados y ayudantes Kitson, Harding, Ramsay, Duncan, Banks, Bradley, Peacre (?), el carnicero Read y los cocineros Kirkup y Browne. De la marinería: el contramaestre Woxall, el carpintero Bell y los tripulantes Smith Taylor, Sappy Fletcher, Fenton, Snelling, Lamb, Browning, Richards, Ladner, Ross, Gardner, Hemer, Smith, Davis, Meshood, Nobes, Morgan, Read y Taylor.

Datos del RMS Solway
RMS SOLWAY. 7-4-1843. Lugar: Baldaio. Royal Mail Line Steamer Packett. De Londres a las Indias Occidentales con 1300 libras en especias y pasaje. Sale de Londres, hace escala en A Coruña de donde parte el día 7 de abril y se hunde en la medianoche del mismo día a 15 millas, al dar en unos bajos en Baldaio. Construido en 1841, con 1700 grt; medidas: 74,7×19,8×9,1 metros; casco de madera; una máquina de 1,2 cilindros, vapor de palas de ruedas, una chimenea y tres mástiles; 400 ihp, velocidad 9 nudos. Vela y motor. Constructor: Mcmillan A. & Son Ltd. – Archibald Mcmillan, Dumbarton. Motor: J. Caird & Co., Greenock. Armador: Royal Mail Steam Packet Co. Ltd. (Royal Mail Lines), London. Su sobrecargo Mr Lane volvió a naufragar en 1846 en el Great Liverpool en Cee; primer gran vapor de pasaje naufragado en España y primera gran pérdida de la RMSP. Capitán R.C. Duncan.
El primer gran barco naufragado de la compañía RMSP, pues el segundo, Medina lo fue en 1844. Anteriormente habían perdido la pequeña goleta de madera Isis. La RMSP empezó a construir 14 vapores a paletas de unos 1800 tn, 1285 tn brutas, con motores de Maudsley Sons and Field, en la ruta de Blackwal-Londres a las Antillas. El Solway inició esta ruta vía Vigo el 17.12.1841. 98 salvados; 35 muertos, incluido el capitán Duncan.