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El origen del torpedero en la Marina de Guerra española

Torpedero de botalón Castor (1878), con el botalón lanza-torpedos en proa. Mahón. Fotografía: Armada Española.

Torpedero era el nombre genérico, con el cual entre el periodo de tiempo comprendido desde finales del siglo XIX, hasta principios del XX, se designaba a toda clase de buques de pequeño tamaño y gran velocidad, cuya arma principal era el torpedo.
 
Presentaban estos buques, poco blanco al adversario, debido a sus reducidas dimensiones. Su táctica se basaba en acercarse al buque enemigo lo máximo posible, con el mayor sigilo y discreción que le permitiesen tanto sus  máquinas, como la columna de humo que estas desprendían por sus chimeneas. Mediante este Modus operandi, se pretendía conseguir una mayor precisión en el impacto del torpedo sobre el casco del buque enemigo, retirarse después rápidamente en cuanto el disparo se hubiese efectuado, o a ser posible en el mismo momento de este, lejos del alcance de la artillería del buque atacado y de los de su escolta. 

En sus orígenes para ejercer como embarcación torpedera, era válida cualquier embarcación de porte ligero y buena maniobrabilidad en sus evoluciones. Este tipo de torpederos eran conocidos con el nombre de botalón. El torpedo de botalón se colocaba en la proa de la embarcación, en el extremo de la pértiga habilitada a bordo para ello, pudiendo adoptar  dos posiciones: la primera en disposición de combate, la segunda, atacando. 

Cástor y Póllux, fueron los primeros y únicos torpederos de este tipo que prestaron servicio en la Armada, siendo el origen de la breve andadura de este tipo de buque en nuestro país. Sus armas consistían en la mina submarina, que en esencia era una gran carga explosiva fijada al botalón, cuya misión era casi suicida, puesto que debían acercarse tanto al enemigo hasta el término de llegar al abordaje, para poder emplear su arma. Fueron armas consagradas por su terrible efectividad durante la guerra de Secesión Americana, demostrando la experiencia que eran efectivas sobre todo, si se producía el ataque  como factor sorpresa  o en ataque nocturno.

Cástor. El primer torpedero de la Armada Española

El 15 de enero de 1876, se creó en nuestra Armada una Junta de Torpedos (lo que hoy llamaríamos Armas Submarinas) en el Departamento de Cádiz. Esta fue secundada por otras comisiones, en los restantes departamentos. En 1878 quedaron todas disueltas y reemplazadas, por una Junta Central en Madrid y una Escuela de Torpedos en Cartagena, inaugurada en febrero de 1880 por el entonces ministro, Almirante Pezuela..

La Armada Española decidió la adquisición del primer torpedero en 1877, que sería contratado con la sociedad «Forges et Chantiers de la Mediterranée».La quilla del torpedero se colocó en el astillero de «La Seyne» el día 1 de noviembre de ese mismo año, siendo botado el 5 de abril de 1878 y entrando en servicio poco después, con el escueto nombre de «bote porta-torpedos Número 1».Posteriormente su nombre fue reemplazado a partir del 27 de diciembre de 1883, por el mitológico de Cástor.

 

Aparición del torpedo automóvil. Factor definitivo para su evolución.

El desarrollo definitivo del torpedo automóvil de la mano del inglés Robert Whitehead en 1866, hizo inexcusable la necesidad de cambiar tanto el diseño y forma, como el porte de este tipo de buques, para adecuarse a las nuevas exigencias del arma que se había de albergar a bordo de la nueva embarcación. Debía por tanto ir provisto el nuevo torpedero de al menos un tubo lanza torpedos con el novedoso sistema de lanzamiento de estos, mediante el novedoso sistema de aire comprimido. Además debían de disponer del espacio suficiente en su interior  para el manejo y estiba de torpedos de repuesto, puesto que desde aquel preciso momento se había consolidado como una eficaz y determinante arma de combate. 

Torpedo Whitehead, modelo 1868.Fotografía: Internet

La evolución definitiva del arma utilizada por estos buques trajo consigo, la obligatoria transformación de su plataforma de transporte y lanzamiento, el torpedero. Su diseño y progreso debía ir acorde a partir de este momento, al avance experimentado por su principal arma a bordo, el torpedo. Esta transformación trajo consigo la incorporación de nuevas y diferentes unidades a las anteriores, con las características necesarias para portar el nuevo arma, dejando atrás la mina de botalón y su pértiga.
 

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