En una ocasión presentando un libro en Ribeira me preguntaron sobre la carga más extraña portada por un barco naufragado en nuestra costa. Daría para un largo artículo porque hay muchas curiosidades. Pero mayor es el número de objetos extraños que pasaron por nuestras aguas, entraron en nuestras rías, de paso a su destino; cargas libradas del coraje del «deus neghro» de las corrientes marinas.
En febrero de 1890, cuando la Costa da Morte aún no se llamaba así, el Ss Phou (otros diarios citan el Pharos) y el Ss Thebes de la Moss Line se refugiaban en nuestras rías al abrigo de un temporal, que no impidió su marcha a Liverpool en donde descargaron el 3 de febrero un curioso embalaje: 180.000 momias de gatos de tumbas egipcias, entre otros tipos de nitratos. Nos imaginamos la macabra escena de miles de momias flotando en la ría de Camariñas y dejando su largo reguero de lino y huesos en las playas. Pero por suerte la carga llegó a su destino sin contratiempo, tras el fatigoso temporal en Vilán. El Liverpool Journal of Commerce el 1 de febrero ya había anunciado la esperada arrivada, siendo la primera noticia de un suceso que hizo arder las imprentas.
Parece ser que el Ss Thebes trasladaba la mayor carga de gatos momificados en rituales de tumbas de la necrópolis de Beni Hassan, recién descubierta a 100 millas de El Cairo y hoy en pleno auge excavador. 19,5 toneladas de restos de tumbas faraónicas compradas para ser utilizadas como fertilizantes en la campiña inglesa por la firma Messrs Leventon and co. de Hackins Hey, Liverpool. Edwin Charles Leventon (1845.1909) era un famoso importador inglés de fosfatos, nitratos, huesos, guano, que tuvo la feliz idea de recoger los «escombros» de los trabajos arqueológicos en las pirámides y tumbas privadas de Egipto para paliar el preocupante estado del sobreexplotado campo inglés en una época de enorme impulso demográfico. El hallazgo de miles de gatos, perros, halcones, babuinos, ibis, (mascotas de sus dueños o animales usados como ayudantes en el paso del desierto de las almas de los difuntos), momificados en las sorprendentes milenarias necrópolis de animales egipcias, dio lugar a un tráfico de mercantes que usaban estos objetos triturados y mezclados con químicos como fertilizante para las granjas inglesas. Leventon fue el más osado de estos importadores, aunque no parece que el negocio pasa a más a la vista de la polémica.
Cuando se descubrió la necrópolis de Beni Hassan, compró los restos de animales momificados, cuyo valor entonces no era estimado por los buscadores de tesoros. Contrató el vapor mercante Ss Thebes a la consignataria Mssrs Kleinworth sons and co de Liverpool para el transporte de «egyptian furtiliser» hasta este puerto desde Alejandría.
El complicado cruce del barco en nuestra costa pasó desapercibido en Galicia y en principio se trataba de una carga más en el congestionado puerto de Liverpool, en un muelle habitual de descargas de guano y nitratos. Según algún reciente informe de egiptólogos las sacas con las momias trituradas fueron distribuidas por las granjas, pero una de ellas era de la familia de un arqueólogo quien se dio cuenta del grave atentado patrimonial y trató de parar las ventas y sobre todo la manipulación de los huesos en los almacenes. Recuperó las que pudo y alentó a las autoridades, a la prensa y enseguida se imprimieron sensacionalistas columnas con tétricos dibujos de momias resucitando por la campiña inglesa.
Mi estudio del caso no obstante no es tan romántico, aporta algunas novedades, alejadas del buenismo actual al hablar sobre los pioneros «colonialistas» de la egiptología. En primer lugar, pequeños anuncios en la prensa ya informaban de la llegada de momias de gatos como estiércol, y durante una semana hubo subastas públicas y mucho humor inglés entre los cronistas. Si no se hizo polvo una parte (pequeña) de la carga fue porque algún avispado subastador vio más negocio venderlas enteras y por unidad a coleccionistas, tras la fama del producto. La polémica concluyó con algunos lotes de momias llenando los museos ingleses, donados por algún capitán, granjero.
«180.000 mummified cats» leemos en un titular. La revista de prensa histórica inglesa nos va acercando a los pormenores del insólito suceso. Las primeras noticias dan cuenta de gatos egipcios momificados usados como estiércol. El día 3 de febrero estarían ya en los muelles ingleses las primeras partidas.
The Birmingham Post el 1 de febrero de 1890 cita a «una firma inglesa» que había adquirido algunos cientos de gatos momificados en Egipto que mezclados con nitratos serán usados como fertilizantes. The Belfast Newsletter el día 3 habla de «una nueva industria», y una firma inglesa que ha asegurado el envío desde Egipto de esta carga. Aberdeen Weekly Journal el día 4 titula «novedosa importación» la noticia de que el vapor Pharos de la Moss line había descargado en Alexandria dock una extraordinaria carga de 20 toneladas de gatos momificados de tumbas egipcias, importadas como fertilizante. El mismo día son varios los medios que se hacen eco. El Dundee Courier and Argus bajo el titular «una rara importación» indica que son 180.000 gatos momificados, 19 toneladas, las recibidas por una firma de Liverpool. De nuevo cita el vapor Pharos, y la compra del cargamento en Egipto a 73 chelines y 9 peniques la tonelada.
Pero el mismo día Pall Mall Gazzete, calcando el texto anterior añade que mr. Moore, restaurador del museo de Liverpool, pudo recoger algunas de estas momias. El cronista critica que en los tiempos antiguos los gatos egipcios eran enterrados con todos los honores pero algunos agentes de la messrs. Levington and co. de Liverpool los adquieren en Egipto a 3 libras y 13 chelines la tonelada. The Daily Post escribe bien el nombre del importador, Leventon, indica que se trata de momias de 2.000 años a. c., adquiridas en Egipto a 73 chelines y 9 peniques tonelada.
The Essex Standard, West Suffolk Gazette y Eastern Counties Advertiser el 8 de febrero reproducen la misma nota de prensa. Ironiza el corresponsal con que «el último remedio para desestresar la agricultura consiste en gatos embalsamados». Para restaurar la pasada fertilidad de los campos una firma de Liverpool había importado gastos embalsamados para servir de estiércol, sigue la crónica. Habla del precio pagado por tonelada de 73 chelines y 9 peniques, cuando en el Museo de Colchester exponen un gato sagrado momificado como «a treasure of remarkable value and interest». «Ahora hay 180.000 de esas sagradas bestias vendidas muy lejos de su país después de varios siglos de solemne reposo, para servir como estiércol sobre la tierra. Después de todo, han estado ociosos durante mucho tiempo y solo podemos esperar que sean más útiles en este país de lo que nunca fueron en el suyo propio» apostilla.
El Bristol Mercury and Daily Post el día 11 informa de una sorprendente subasta celebrada el día anterior por el subastador Messrs James Gordon and co. de la Rumford Street 8 de Liverpool. En la cita se vendían gatos momificados, cabezas sueltas, huesos, por piezas. Un total de 8,5 toneladas poseía el mercader, suponemos salvadas de haber sido usadas como estiércol de la carga original. El mismo día informan de la subasta el Leeds Mercury, The Birmingham Post, The Huddersfield Daily Chronicle.
El subastador usaba una cabeza de gato son los ojos abiertos de martillo, y vendía cabezas a 4 chelines y 6 peniques; cuerpos completos a 6 chelines 6 peniques; algunos huesos a 3 chelines; recordando que él había adquirido el lote por 5 libras, 17 chelines y 6 peniques por tonelada; el negocio parece redondo. En la cita había muchos curiosos, algunos hombres de ciencias, ya que la fama de la carga había dado mucho que hablar e importantes arqueólogos ingleses dataron las piezas. Mr Gordon hace público un informe del profesor Conway que les daba una antigüedad de 3000 o 4000 años. Algunos semanarios publican dibujos de momias andando por los campos, critican el uso de objetos de museo como estiércol, pero otros recuerdan que no se trataba de un expolio en el extranjero, pues el destino de muchas de estas momias era el ser usadas como combustible en El Cairo. Como la mercancía comprada por Leventon ardía mal decidió mezclarla con nitratos que compraba en otros puertos mediterráneos y aprovecharla para paliar la escasez de fertilizante.
Años más tarde otro diario recordaba la efemérides.
GATOS MOMIFICADOS The Daily Telegraph. Londres (Reino Unido).
Los gatos fueron adorados alguna vez por los antiguos egipcios. Los momificaron y los enterraron en cementerios sagrados en Beni Hassan, a 100 millas de El Cairo. Cuatro mil años más tarde, un comerciante alejandrino desenterró 180.000 de ellos y los vendió a un comerciante de huesos y guano de Liverpool. En 1890, dos barcos de vapor, Phou y Thebes, enviaron 19 toneladas de gatos en descomposición a Liverpool para convertirlos en fertilizantes. Algunas de las momias más completas fueron subastadas, y se informó que el subastador usó «la cabeza de un gatito como un martillo» para divertir a sus clientes. Uno de estos gatos está en el Museo de Liverpool. Como dijo Mark Twain: «Si el hombre pudiera ser cruzado con un gato, mejoraría al hombre pero deterioraría al gato.»»