viernes, marzo 29, 2024
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La flota invencible del Canto de Muxía

Muxía ha pasado por algunas evoluciones a lo largo de su historia, pero no hay nada comparable con la revolución económica que hubo en Muxía por el estallido del caladero de o «Canto» o también conocido como o «Cantil». Su gran estallido comenzó entre en el 1977 hasta el año 1982,pero el descubrimiento del caladero por los»muxiáns» fue en años anteriores, sobrecomienzos de los setenta. 

Los «fisterráns» lo tenían en secreto, pero luego se apropiaron del gran caladero los de la villa de a Barca, o eso es lo que dicen. Los marineros del lugar al enterarse de que había un gran caladero, o mejor dicho, una gran mina de peces as apenas 15-30 millas del puerto, lo que hicieron fue poner rumbo a o canto, las capturas de pescado posteriormente daban un maravilloso resultado, que con lo cual decidieron reconstruir y construir una nueva flota de grandes barcos para poder acercarse a la gran mina de pescado descubierto.

También queda recalcar las zonas por las que se dividía el caladero. El «canto» se dividía por varias zonas: Quiniela, Crimen, Patón das Navidades y papeles.

Todo en ese momento salía de maravilla pero un factor hacia imposible pescar con normalidad. Este factor es el deficiente abrigo del puerto de la localidad. Pues cuando había grandes temporales tenían que abrigarse en Ponte do Porto, Cereixo, Camariñas, Leis o Merexo. Así que se plantea la construcción de un puerto para albergar la veintena de grandes pesqueros de Muxía. En 1978 comienza la obra de un gran dique de abrigo para poder abrigar a la gran flota del canto. A mediados de los 80 empieza la obra de una escollera.

Los «muxiáns» sobre esta obra portuaria, la describen como «desastrosa», una escollera en donde no cogen ni cogían los barcos, un muelle de abrigo que según ellos está mal ubicado, un gran relleno sin uso ni sentido, y una gran cementada que la describen de horrenda. «A quen organizou e planeou todo esto ten a cabeza cadrada, todo a obra que fixeron foi todo un desastre» dicen algunas fuentes. Pero esto no es todo si no que también justifican que los armadores no quisieron aumentar la escollera, decían que los ellos dijeran que «a escolleira para nos e suficiente», y por esta razón jamás se llevó a cabo el proyecto de aumentar el espacio de atraque. 

El proyecto se trataba de construir una cara maestra junto al muelle de abrigo,el proyecto de mismas características que Camariñas llevaría a cabo años después.Barcos de Marín y Ribeira que eran los que más frecuentaban este puerto, apenas tenían espacio para amarrar. Sobre el muelle de abrigo dicen que tenía que estar un poco más para atrás, junto a os illotes dos Carreiros.

Alejándonos del anterior tema, nos centramos ahora en su gran flota. Veintisiete barcos contaba a principios de los 80,y aunque el canto se acabaría pocos años después, concretamente en el 1982,no prohibió esto de que la flota seguirá creciendo, pues Muxía llegara a contar con 36 barcos, y hay marinos que dicen que llegó a tener Muxía una flota de 40 grandes pesqueros, centrados la mayoría de ellos al palangre de fondo y a la volanta, y también algunos al arrastre. Iban a pescar sobre todo a los caladeros de playa Nova, al ver el «canto» ya estaba totalmente esquilmado.


¿Pero por qué se agotó el «canto»?

Gran pregunta que casi todo marinero o entendido sabe responder de la misma forma: por no saber hacer correctamente las cosas. Pescar sin control sucesivamente y con una cuarenta naves pescando en él, no solo muxianes sino también vascos o Ribeirenses acabo por la autodestrucción de o «Canto».

En Muxía recuerdan felizmente aquellos dulces años. Una época llena de felicidad y prosperidad, dicen que las fiestas eran mejores, como también la forma de vivir y la gran cantidad de gente, muchos de ellos marineros que pasaban por las calles dándole vida a la villa. Pero que Muxía quedara prácticamente sin flota no fue todo culpa de que se extinguiera el «canto» sino también por los descendientes de los propietarios de los barcos. 

Algunos marineros del lugar cuentan que «Non quixeron os barcos dos pais, pero ahora están traballando noutros barcos que non son de eles». También culpan a no tener la capacidad de sostener el sector marítimo del pueblo, ponen ejemplos de los puertos de mar como Ribeira o Burela y hasta Camariñas. Que dicen que el último pueblo que acabo de nombrar está empezando a crecer la flota, ya cuenta con 21 barcos, muchos de ellos de cerco. «Para os de Muxía o mar e pequeno»añadía un marino. Pero también hay que pensar que la gente de la generación de ahora, ya no quieren ir al mar y esto también afecta al sector pesquero, no solo de Muxía sino al resto de Galicia.

Muxía tampoco tiene el movimiento pesquero de antes, muchos barcos de Ribeira, Marín, País vVasco y hasta portugueses, venían a descargar o a refugiarse de los mismísimos temporales. Pero hoy ya no viene ninguna baka, ningún arrastrero de fuera. Todos van para Camariñas, numerosos barcos de Ribeira amarran allí siempre. Muxía donde tiene algo de movimiento es en el verano, cuando numerosos barcos de Camariñas,Laxe,Malpica y hasta del país vasco esperan en una larga cola, cargar hielo o poner combustible. Los pescadores cuentan que esto ocurre por no hacer un puerto como «deus manda» y por no subastar en la lonja» non vexo normal que non se subaste na lonxa do pobo,e que vaian subastar a Coruña,tendo unha lonxa aquí» cuentan con tono enfadado.

Época de los años 70 y 80 economía del pueblo en pleno auge.

La gran flota muxiana se amplía cada vez más, y no solo su flota, nuevas casas y edificios modernos se construyen, hay grandes movimientos por las calles, y sobre todo en el puerto, las fiestas según los vecinos eran espectaculares y con gran alegría, se trajo a varios cantantes a la romería da Barca, uno de ellos es Juan Pardo, y no nos olvidemos de la preciosa procesión de la virgen del Carmen en julio, con eses grandes y preciosos barcos de madera, en resumen épocas de felicidad plena, y «traballos hasta debaixo das pedras»aclaraban los vecinos.

Juan Domínguez, de Fisterra, aseguraba en la Voz de Galicia, que incluso que llegaron a sacar más de tres mil meros con apenas mil anzuelos y eso que los palangres eran entonces de cáñamo.En 1979, el 14,44% de toda la merluza descargada en Galicia procedía de Muxía.

Pero los rumores de que había un gran tesoro en forma de caladero se propagaron rápidamente, y los barcos de Ribeira, y hasta barcos vascos de gran tamaño llegaron. Pescando sin control sobre todo barcos vascos estaban agotando rápidamente el caladero. Así que los marineros de Muxía se cansaron e iniciaron una protesta el 16 de marzo de 1979. Los veinticinco palangreros muxianes que había de aquella pusieron rumbo al puerto herculino. Los palangreros locales bloquearon el puerto de A Coruña. El día de San José de 1979 dejaron los muelles herculinos y volvieron a Muxía. Habían pasado tres días de amarre y gestiones que terminaron sin garantías por parte de la administración. Amarraron en los muelles de La Batería y Méndez Núñez y desde allí salieron los patrones para hablar con el gobernador civil. Los acompañaba la diputada María Victoria Fernández-España. Otro grupo fue a la Comandancia de Marina y el tercero se quedó en la Casa del Mar. A pesar de las gestiones realizadas, el gobierno dejó O Cantil a su suerte. Los marinos de A Barca no consiguieron su objetivo, que se pescara con control para no agotar el «canto»así que tenían que hacerlos marchar . Navajazos, peleas, pedradas en los cristales y hasta embestidas entre barcos, nos cuenta Jaime Manuel Caamaño Toba. Pero cuando los hicieron marchar ya era demasiado tarde, pues el «canto»estaba casi sin pescado. Después de la época del auge del caladero nada era igual En 1984 la pesca desembarcada en Muxía ascendió a 647.809 kilos, cinco años después se quedó en 326.340 kilos, casi la mitad. Aunque después de la fecha de la desaparición de o cantil, en Muxía seguía creciendo la flota, llegó a tener casi 40 barcos de altura, y gran cifra de barcos, como conté antes, venían a descargar pescado o simplemente a cargar hielo o refugiarse de los temporales. Estos barcos venían de las rías baixas, Burela… Y los viejos marineros aclaran que este tráfico marítimo también daba vida a la villa.

EL FENÓMENO DE «A COMPAÑÍA»

Se denomina así al sistema de distribución de los beneficios de la pesca de la veintena de embarcaciones que durante una década explotaron el caladero de O Cantil, situado entre 15 y 30 millas del puerto muxián. Toda la pesca se subastaba junta y los beneficios se repartían por igual manteniendo el porcentaje del 50% para los armadores y 50% para los marineros. El sistema llegó a tal punto, recuerda el ex patrón mayor de Muxía, Javier Sar, que se llegó a pagar igual a algún barco que no salía por avería». Según define la voz de Galicia.

La flota va a menos, a partir del presente siglo, los barcos se van para siempre del puerto. Hoy en día Muxía cuenta con 14 barcos de entre 13 y 28 metros de eslora, mayor parte de ellos se dedican a la volanta y al palangre, a excepción de dos, Muxía también cuenta con dos arrastreros de 27 y 28 metros. La lonja no funciona desde hace una década, lo único que da algo de vida es la fábrica de hielo, que cada verano provoca durante un par de semanas que gran número de pesqueros de diferentes puntos gallegos y hasta vascos hagan cola para cargar hielo o poner combustible.

La flota de Muxía antes del «canto»

Muxía antes del canto contaba entre una decena y quincena de pequeños cascos de madera, muchos de ellos aún sin puente. Podemos comprobar en distintas fotos como se componía la flota antes del canto. La lonja se situaba en el paseo marítimo. Pero como dije en los párrafos anteriores, Muxía antes de acabar los setenta era un puerto inseguro, y sin un muelle que formara de abrigo. Los barcos de Muxía tenían que abrigarse en distintos puntos de la ría cuando había temporal. Algunos barcos de la villa aun así cuando había temporal quedaban amarrados en un pequeño peirao que había, o la mayoría de ellos fondeados. Pero esto pasaba factura, pues casi una docena de pesqueros que quedaban en el puerto durante los temporales, acababan encallando en las peñas del pueblo y se hundían sin remisión, sin poder salvarlos, y quedando sus restos para siempre en la orilla. Muchos de estos barcos quedaban encallados junto donde hoy está el paseo marítimo, aunque la mayoría de ellos quedaban en la punta da Cruz encajados entre las laxas. Posteriormente los nombraremos y contaremos sus historias.

Fotos Jaime Manuel Caamaño Toba, Paco Lago, blog fotográfico de Juan José Fdez Prol, Eduardo Martínez Ponte, y TVE.

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