miércoles, octubre 9, 2024

Coys y literas

La dura vida en la mar de los buques de guerra ha tenido siempre sus periodos de actividad y de descanso.

La calidad de vida de la marinería ha mejorado paulatinamente siempre supeditada a las actividades del buque y al espacio disponible, pues antiguamente al no haber sitio para ello, dormían en cubierta tapados con una lona.

En el año 1892 se construyó una réplica de la Nao «Santa María» para realizar un viaje con ocasión de conmemorar el descubrimiento de América. Años más tarde el Comandante relató la experiencia de dicho viaje en la memoria «La nao Santa María Memoria de la Comisión Arqueológica Ejecutiva 1892» y en la que escribió:

«En expediciones militares, cuando a la tripulación ordinaria de las naos se agregaban compañías de guerra, se concedía únicamente a los capitanes el derecho a participar de la cámara de popa y por ello empezaron a construirse los cadalechos o literas, adosando al costado con carácter provisional, bastidores de lona. Los oficiales y cualquiera otra persona pasajera, por alto que fuera su rango, habían de contentarse con el trasportín o colchoneta, liados durante el día en petate de esparto y almacenados en la bodega; tendidos de noche donde no estorbaran. Los marinos y soldados carecían de semejante comodidad; estaba prohibido que ninguno durmiera bajo de cubierta, aun acabado su cuarto, para estar a mano si cargaba el tiempo de repente»

De los indios aprendió Colón la manera de dormir en hamacas colgadas que con el tiempo tomarían el nombre de Coys.

El Coy según la Enciclopedia General del Mar era una «hamaca de lona con bolinas de piola para colgarla en sollado o batería, en dónde duerme la marinería. Es la cama reglamentaria en la Armada para marineros, fogoneros, cabos y todo aquel personal que no aloja en camareta o camarote, aunque en ciertos buques la marinería tiene literas en vez de coyes. Además del coy propiamente dicho, en la armada, la cama del marinero se compone de una colchoneta de lona blanca, una funda de loneta para cubrir la colchoneta y un rebenque o cabo corto para aferrar el conjunto. Al toque de diana se aferran los coyes, extendiéndolos en cubierta, para poner encima la colchoneta y su funda, así como la manta doblada sobre aquella. Luego se enrolla el coy y amarra con el rebenque, guardándose  en una misma batayola los pertenecientes  a individuos de igual rancho».

Ilustración 1. Coys

En el «Texto Común a todas las Especialidades» de 1966 también se hacer referencia a la limpieza de los Coys:

«Esta práctica se adquiere en los Cuarteles de Instrucción y que continúan en buques y dependencias con las modalidades que ofrecen las distintas instalaciones. El Coy se lava sin bolinas y se tiende a secar en largueros, armándolos con filásticas. Con el lavado de Coys suelen ponerse a orear colchonetas y mantas aprovechando el mismo rebenque de aferre. Las mantas deben quedar bien desfaldadas. Debe vigilarse que no aniden parásitos en las bolinas».

La llegada de los buques americanos procedentes de la firma del tratado de Defensa Mutua de 1953 trajo un cambio en los sollados de marinería que cambiaron los Coys por literas abatibles.

Ilustración 2. Sollado del Buque de Transporte «Aragón» en los años 90. Foto de Fernando Hernández Morondo. 

Actualmente los sollados montan literas con taquilla incorporada en casi todos los buques, con luz y una cortina de separación. Muchos de los sollados de los buques antiguos como por ejemplo las Fragatas clase «Santa María» fueron sometidos al plan CAVIMAR (Calidad de Vida en el Mar) para la modernización de los mismos.

Ilustración 3. Sollado de marinería. Foto Exponav

 

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