viernes, abril 26, 2024
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García Acuña, un marino en el último vagón de la División Azul

Indalecio García Acuña fue un marino de Hío-Vilanova (Cangas-Pontevedra) que estuvo en Guinea Ecuatorial, en el arsenal de Cartagena, y sirvió en el Cánovas del Castillo o el Tambre, terminado como sargento fogonero, como recuerda su hijo también marino de la Armada Española Javier García. Pero este marino de joven se alistó en las milicias de Falange para ir a Rusia a combatir el comunismo en la División Azul, relevando a una de las compañías más heroicas, cuyos cuadros habían sido diezmados en Krasny Bor. Sabía que iba al infierno y porqué. Estará en el cuartel español de Novgorod, en el sitio de Leningrado.

La participación activa en la 2 Guerra Mundial de España se centró en la División Azul en la que militaron 47.000 voluntarios, en parte milicianos falangistas en parte militares, en el peor de los frentes y entre dos colosos. Ni en los momentos más crudos, con ofensivas gigantescas en contra faltaron voluntarios españoles para ir al frente como Acuña, un caso excepcional en aquel cruento conflicto. Otras acciones de combatientes hispanos en este conflicto son meramente testimoniales, salvo destacados actos individuales hijos de su tiempo. Las últimas batallas del ejército español tuvieron lugar en Rusia y algunos destacamentos se hicieron célebres logrando sus soldados las más altas condecoraciones.

Uno de ellos fue la 5ª compañía del II Batallón del Regimiento de Infantería 262, en donde sirvieron muchos gallegos como indican desde la Hermandad de la DA de Galicia Spansky Jarasho. Héroes muertos, heridos o prisioneros que tras una auténtica escabechina en 1943 fueron relevados por otros voluntarios gallegos, sobre todo milicianos falangistas, como Indalecio García Acuña, pese a la nueva situación desfavorable para el ejército alemán y el surgimiento de la poderosa arma bélica soviética en su imparable avance. Su vagón es de los últimos que abandona Rusia cuando acaba ya 1943. Tres meses ocupó la angustiosa evacuación.

Indalecio García Acuña

Indalecio García Acuña fue un joven miliciano de Cangas-Pontevedra que se alistó voluntario en la División Española de Voluntarios DEV (División Azul) para vivir los últimos meses de acción bélica en Rusia y la repatriación de la unidad. Había nacido el 5-4-1924, según su ficha de campaña, pero en otro documento se indica el 3-4-1923, reemplazo 1944. Oficialmente en su ficha militar se le anotan 19 años, y es miembro de la milicia provincial de Falange de Pontevedra. Como en al menos la mitad de los casos de divisionarios forma parte de los jóvenes voluntarios de Falange que se alistan por ideario político y dentro del espíritu de cruzada contra el comunismo de la época, desterrando una vez más otros falsos tópicos sobre la unidad.

El 30-4-1943 se incorpora a la División y su hoja de afiliación a la milicia falangista es del 30-5-43 según los datos del archivo de Ávila facilitados por su prima Manuela Besteiro y su hijo Javier García. De oficio marinero y con el nº 21573 se incorpora en Rusia a la muy gloriosa 5ª compañía del II Batallón del Regimiento de Infantería 262. El 4-5-43 recibe sus prendas militares. El soldado cruza la frontera el 3-7-43 hacia el frente en el batallón de marcha 24, siendo uno de los 3.012 infantes del 262 que vivirán los últimos meses de la Blau y la participación española en la 2GM, ya que en octubre se ordena la repatriación de la tropa. El regreso a España se produce el 30-12-43, según la partida de la jefatura provincial de la milicia de Falange de Pontevedra, siendo repatriado de la DEV el 18 de diciembre y dado de baja como miliciano falangista el 24.

España declara la neutralidad

En octubre de 1943, España declaró la neutralidad, y llegaba la orden de repatriación escalonada de la División Azul, por ello el miliciano retornó antes de final de año, en pleno invierno, completando ocho meses de divisionario. El batallón II del regimiento 262 (coronel Pedro Pimentel Zayas, relevado por el coronel Sagrado) cuyo comandante era Matías Sargadoy Allo fue uno de los destacados de la guerra.

Constaba de varias compañías: Plana Mayor II Batallón (STB.II./J.R.262), 5ª Compañía (5/J.R.262), 6ª Compañía (6/J.R.262), 7ª Compañía (7/J.R.262), 8ª Compañía (ametrall.) (8/J.R.262). El 10 de febrero de 1943, durante la batalla de Krasny Bor, entre disciplina, espíritu de sacrificio y heroísmo extremo algunas unidades fueron destrozadas casi al completo, tal es el caso de la 5ª compañía del II Batallón del 262 Regimiento, la del capital Palacios. Los que no murieron fueron hechos prisioneros.

Sufrieron el ataque de la 45.ª División de Infantería soviética, con los Regimientos 65.º y 708.º, apoyada por 15 tanques. La 5.ª Compañía de la 250.ª División resiste, siendo atacada con aviones en vuelo rasante, acabadas las municiones y tras combate a la bayoneta, a las cinco de la tarde Teodoro Palacios Cueto, Castillo, 14 combatientes y 21 heridos caen prisioneros. Los combates en el sector siguen hasta el 19 de marzo.

El infierno del frente ruso

El relevo se hace necesario, la Blau está diezmada, y cientos de gallegos como García se suman a la llamada. Indalecio García y otros compañeros de la Falange gallega llegaron voluntarios y sin miedo a suplir precisamente a estos héroes de la 5ª del laureado capitán Palacios. Y junto a sus compañeros sabían a lo que se enfrentaban, ya cantaban bastos para la Wermacht y la Blau, el peor infierno había empezado en el frente ruso. Las ofensivas soviéticas eran constantes, miles de soldados en oleadas, con cientos de tanques y aviones de apoyo avanzaban sobre el muro alemán; Stalingrado había caído, faltaba aviación y recursos.

Pero los batallones en marcha llegaron para suplir a regimientos diezmados, de héroes llenos de medallas y de páginas heroicas para la historia del ejército español. Jóvenes valerosos que estaban dispuestos a morir por defender las líneas dejadas por los caídos de la Blau, y así lo hicieron. Ni un palmo de terreno cedieron los españoles atacados sin misericordia hasta el último día. Y retornaron obligados por la política, con enfado de los mandos y de tantos que querían completar su misión.

La Legión Azul

La Operación Estrella Polar, con la misión de romper el cerco en más frentes y abrir la carretera hacia Moscú, provoca a los españoles 1.125 muertos, 1.036 heridos y 91 desaparecidos, pero sin lograr abrir los rusos la carretera y también sufriendo un alto número de bajas, 14.000. Durante las siguientes semanas se libran combates diarios para impedir que el ejército rojo atravesara el río Ishora, cuyo coste tuvo una media de 30 bajas diarias. En estas acciones se incorporan ya los relevos como García.

Los seis meses siguientes se ralentizan los ataques en el frente, aunque la Luftwaffe bombardea Kolpino y Leningrado, también fue bombardeado el Cuartel General durante la celebración del 18 de julio, estando el general Lindemann, superior del Grupo de Ejércitos Norte. Trincheras, francotiradores y golpes de mano se suceden, van llenando los hospitales, en medio del frío invierno y la tensa espera por los trenes que traen de vuelta a los divisionarios. En diciembre de 1943 retorna con los últimos García a Pontevedra. La DEV es historia, pero acaba de nacer la Legión Azul cuando los últimos vagones abandonan Rusia, en ellos va nuestro miliciano con los últimos divisionarios.

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