miércoles, octubre 9, 2024
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La Ruta de Galicia a Terranova. Singladuras centenarias contra borrascas e icebergs

Los gallegos llevamos pescando en Terranova desde los primeros años del siglo XV. A raíz de la última tragedia de un pesquero gallego en aquellas aguas, el Villa de Pitanxo de Marín, podemos recordar algunas viejas singladuras de la navegación heroica, cuando las embarcaciones eran a vela pura. Por ejemplo, tenemos un viejo documento de un pesquero español que se enfrenta a un iceberg.

El bergantín de Barcelona Rosita, en ruta de Cádiz a San Juan de Terranova con carga de sal, embarranca en un «arrecife de hielo» cerca de su destino en 1860. El correspondiente protocolo notarial nos explica la arribada en Corcubión y declaración de su capitán por pérdida de un tripulante (Julián Fernández, de Gijón), avería y deriva en la navegación hasta la costa gallega.

El capitán del bergantín español Rosita José Antonio Rodríguez formaliza ante el escribano de Corcubión el 28 de febrero de 1860 una protesta de mar en donde describe las circunstancias de su entrada a este puerto. El barco cargó sal en Cádiz con destino a Terranova, y a 50 millas de la costa canadiense «se hallaron con la nave encallada en un arrecife de nieve»; en tan peligrosa situación se largó y puso todo el aparejo en facha, por ver si el viento hacía retroceder el buque, única manera que les quedaba para salvarse, y en efecto descargó un fuerte huracán».

Logran desprenderse del hielo, pero zozobra la nave del costado de babor y viéndose perdidos picaron las escotas y escotines de las gavias con cuya operación surgió la nave y siguieron navegando a su destino. Durante la noche atravesaron bloques flotantes de hielo, avistando un inmenso campo helado y a las dos y media de la noche se encontraron en un gran laberinto, cercados de bancos de hielo, sin salida, por lo que embistieron a aquellas moles por la parte que les pareció más flexible, «y al primer golpe cayeron todos sobre cubierta, rompiendo no obstante por aquella parte…fueron navegando con mucha precaución hacia el sur». De acuerdo con la tripulación el capitán decidió arribar al puerto más cercano de Galicia, a donde el viento los llevase dando fondo en la ría de Corcubión.

A veces estos barcos de la campaña del bacalao de Terranova tras arribadas forzosas y muchas penalidades vienen a rendir su última singladura en la Costa da Morte, como le pasó a la balandra inglesa Abeana (o Abeuna) que salió de Terranova hacia Oporto; pero en su ruta a la Península el 23 de diciembre de 1821 viró el viento con mucha mar, quedaron sin aparejo, les entró mucha agua y buscaron tierra, acabando la embarcación abandonada y hundida cerca de San Pedro de Redonda, en Corcubión. El capitán y armador Thomas Perriman vecino de la Terranova inglesa hace la protesta el 15 de enero, dando cuenta de la pérdida de carga y barco. Otras veces estos titanes del mar entran con averías.

Como la arribada del barco inglés La María (capitán Gabriel Prity Jolms) que salió de Ferilán en Terranova con carga de bacalao y destino a Vigo pero tuvo que entrar en Muros tras un duro golpe de mar el ocho de enero de 1778.

O el bergantín de Ribeira Paulita (capitán Pascual Santos) en ruta desde esta villa a San Juan de Terranova que tuvo que virar en redondo al notar que el buque se rendía el cuatro de septiembre de 1848, logrando llegar a tierra con trabajos y fatigas.
 

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