El 6 de marzo de 1954 sucedió en la Punta da Barca de Muxía un trágico accidente, el naufragio del costero asturiano «Mina Sorriego», con nueve fallecidos. En otro artículo contábamos la visita reciente a Camariñas del nieto de uno de los muertos en el siniestro, Moisés Carrera Gayol, acompañado de su esposa e hijo, recordando a su abuelo Jesús Carrera, fogonero en un barco de una naviera en donde también faenó su padre. Otro marinero, Arturo Gayol, también era pariente suyo. Se desconocía su lugar de enterramiento, pero ahora hemos podido obtener nuevos datos que confirman que cuatro cuerpos están enterrados en Camariñas, lo que ha supuesto una gran satisfacción a sus familiares, en el pueblo asturiano de Ortiguera.
Una placa los recuerda en la iglesia parroquial de San Martín de Mohias, colocada por la compañía armadora. «Perecieron en la noche del 6 al 7 de marzo de 1954 en el cumplimiento de su deber, rogad a Dios por sus almas» dice la misma, y añade los nombres de los náufragos. Valeriano Fernández, patrón; Juan Sampedro, primer maquinista; Tomás Casuso, segundo maquinista; José Antonio Velasco, contramaestre; Arturo Gayol, cocinero; José Manuel Fernández, marinero; José García, marinero; Jesús Carrera, fogonero; Juan Lozano, fogonero. La localidad de Ortiguera pertenece al concejo de Coaña y siete de los tripulantes eran de allí. Uno de ellos no se pudo enrolar al estar con gripe y se salvó, vivía en Sevilla y murió el año pasado. De los nueve fallecidos, ocho eran asturianos y uno gallego, de Porto do Son.
Cuatro náufragos enterrados en Camariñas
Cuatro de los náufragos están enterrados en el cementerio parroquial de Camariñas, como ahora se ha podido verificar. Los periódicos de la época ya hablaban de la aparición de estos cuatro cadáveres, sin indicar nombres, y el libro de defunciones de San Jorge de Camariñas 1933-1959 recoge los entierros. En estos años todavía Camariñas pertenecía al obispado de Mondoñedo, desde la alta edad media, pues hasta mayo de 1955 siendo cura ecónomo don José Abelenda Santos no pasó a depender de Santiago. Ahora sabemos los nombres de los sepultados en Camariñas, todos encontrados en una playa cerca del cabo Vilán, tres asturianos y un gallego. El día 7 aparece el cuerpo de José Velasco Fernández, contramaestre, siendo enterrado el 8. El 11 aparecen dos cadáveres, los de José García Avello, marinero, y Jesús Carrera Fernández, fogonero, enterrados el mismo día. El día 20 aparece el gallego Juan Sampedro Santamaría, primer maquinista, enterrado el mismo día.
En el libro se recoge en la página 170 con la letra del párroco don Ramón Fraga Santalla que «en la noche del día seis de marzo, a las diez, se fue a pique el Barco Mina Sorriego, de unas cuatrocientas toneladas, cerca del santuario de la Barca, pereciendo ahogados sus nueve tripulantes, de los cuales apareció en una playa cerca del Faro de Cabo Villano el día siete del mismo mes el Cadáver de José Jardón, casado con Julia García, natural de Ortiguera y vecino de Jove (Gijón)». En una glosa se corrige que se trata de José Velasco Fernández, de sesenta años de edad, hijo de Bartolomé y Antonia, alias Jardón. Al día siguiente recibió sepultura, asistiendo un cura.
Unos días después se inscribe en la hoja 171 la defunción de dos marineros. Del primero se informa que «a once de marzo de 1954 apareció el cadáver de otro náufrago llamado José García Avello, de 19 años de edad, soltero, hijo de José y Remedios, natural de Ortiguera (Oviedo). Se indica que «Pertenecía a la dotación del Barco Mina Sorriego»; y el mismo día recibió cristiana sepultura, con tres sacerdotes. El segundo caso en el mismo día: «a once de marzo de 1954 apareció en la playa del Cabo Villano otro ahogado del Barco Mina Sorriego, llamado Jesús Carrera Fernández, de 44 años de edad, hijo de Demetrio y Teresa, casado con Esperanza Méndez Méndez, de la que le quedan cuatro hijos, natural de Ortiguera (Oviedo)». El mismo día recibió el cadáver canónica sepultura, con tres sacerdotes. Seguirán llegando cadáveres a la costa camariñana, y el cura anota en otra hoja, la 173, » a veinte de marzo de 1954 apareció en una playa de cerca del cabo villano el cadáver del marinero primero Habilitado del Barco Mina Sorriego de la matrícula de Gijón, don Juan Sampedro Santamaría, de 31 años de edad, natural de Caamaño, Puerto del Son, Coruña, hijo de Juan Sampedro y Dolores Santamaría. Casado con da. Oliva Lago Rosendo, de cuyo matrimonio le queda una hija de cuatro años llamada Elvira». El mismo día recibió sepultura, con un cura; el uno de abril se celebró un funeral en Cee con 7 sacerdotes, y una misa en Camariñas «a la que asistieron muchos de sus familiares, inclusas su viuda, su madre y hermanas».
Fuerte temporal en Punta da Barca
El patrón Valeriano Fernández González hacía su primer viaje. Se confundía este barco con un segundo Mina Sorriego de la misma empresa que había sido en origen un buque trampa artillado inglés en la Primera Guerra Mundial, botado en 1916. El primero también fue construido en Inglaterra. Lleva el nombre de un famoso pozo minero de la cuenca central, en las riberas del Nalón. El primer Mina Sorriego fue construido en 1901. Era el Garth, siendo adquirido en 1908 por González y Lavandera y rellamado Manolo. En 1919 fue vendido a la Compañía Nespral que le rebautizó como Vicente Nespral, recibiendo su nombre definitivo de Mina Sorriego en 1925 al ser adquirido por Joaquín Velasco Martín. Fue finalmente comprado por Naviera del Nalón en 1948. Al empezar la Guerra Civil quedó en zona republicana y fue capturado por el minador nacional Jupiter el 21 de octubre de 1937. Construido en Glasgow. Su último armador era la Naviera del Nalón, S.A., de San Sebastián, pero con matrícula de Gijón. Con una máquina : Alt. comp., 2C-325-670 x 410, carbón 30. Potencia 160 CV. Velocidad: 7,5 nudos. 400 toneladas.
El vapor mercante Mina-Sorriego con base en el puerto de Gijón, entre el 6 y el 7 de marzo de 1954 a consecuencia del fuerte temporal y al doblar Punta da Barca (Muxía) encalló en sus bajos, pereciendo en el trágico naufragio sus tripulantes. Cargado con 200 toneladas de carbón iba para el puerto de Vilagarcía de Arousa. Naufragó en la madrugada del domingo; el jueves un temporal le obligó a refugiarse en Bares, el sábado a las once decidió reanudar la travesía por la mejoría del tiempo, pero el viento y los bajos no le permitieron pasar de las costas de Muxía. El siniestro se produjo cuando el barco tocó en un bajo llamado «Pedra Portuguesa», después del fuerte golpe se partió en dos y se fue a pique en muy poco tiempo. La totalidad de este carguero astur se decía que era gallega y que eran nueve o diez hombres; pero se fueron despejando dudas con los días. Las primeras noticias las aportó el buque «Porfirio Díaz», se hablaba que no había muertos. En la jornada del hecho fueron recogidos en Camariñas cuatro cadáveres, entre ellos el del contramaestre, siendo enterrados en el cementerio parroquial. Enseguida salieron para Muxía diversas embarcaciones para prestar socorros o recoger cadáveres, como se leía en ABC y La Vanguardia el día 9.